“Eres algo como para celebrar, como la vida misma. Me acabo de tomar un valium y dos aspirinas que usualmente me disponen a dormir imaginativamente a tu lado, preferiblemente en tus brazos. Pero no como un fornicador, si no como un amante. Mientras más te conozco más profundamente crece mi respeto por ti y mi certidumbre de que todos tus deseos se cumplirán y, quiero decir, antes que tengas 80 o 90”, escribe el escritor a su última musa.