Los amantes escritores tenían un suscriptor que les pagaba por cada página que publicaban. Pero su insistencia en que Henry Miller y Anaïs Nin se dejaran de poesía y se centraran en el sexo, los hastió a tal punto, que le escribieron una carta de vuelta, firmada por ambos:
audio podcast“Querido coleccionista: le odiamos. El sexo pierde todo su poder y su magia cuando es explícito, rutinario, exagerado, cuando se convierte en una obsesión mecánica, se vuelve aburrido. Nadie ha contribuido tanto como usted a darnos cuenta de que es un error no mezclar sexo con emoción, hambre, deseo, lujuria, fantasía, caprichos, vínculos personales y relaciones más profundas (…) No sabe lo que se pierde por su observación microscópica de la actividad sexual (…)”.