Al libro le fue bien, pero a su adaptación al cine le iría mucho mejor y se convertiría en un clásico. Antes de siquiera sospecharlo, cuando la filmación era ya inminente, el escritor norteamericano decide asegurarse que un gran actor interprete al protagonista de la historia. Su elección recae sobre Marlon Brando y le informa su interés a través de una carta.