Del polaco extraordinario a sus amigos argentinos
1939 – Witold Gombrowicz baja del barco en Buenas Aires. El día que debe zarpar de regreso, sube al barco, pero luego se baja, angustiado, balbuceando que no puede hacerlo. Se queda. Sn hablar español, casi sin ropa, ni dinero ni contactos. Finalmente consigue una residencia, se instala en Berlín primero, en Francia después, regresa a Europa con el reconocimiento que tanto quiso, pero no estuvo dispuesto a hipotecar, tampoco olvidó nunca sus años argentinos ni a sus amigos, a uno de ellos Jorge Di Paola le escribe una carta que será también prólogo de su libro “Hernán” y dice… Un espacio de Bárbara Espejo.