1887 – Un prestigioso abogado y orador norteamericano, Robert G. Ingersoll le envía a su futuro yerno un regalo. Es una botella del mejor güisqui posible y una nota en la que el futuro suegro, poéticamente, le da la bienvenida. El joven disfrutó el güisqui pero no tanto como la carta, en ella, el padre de la novia dice. Un espacio de Bárbara Espejo.