“La muerte de Stalin” de Armando Iannucci
“Es una farza que toma un momento decisivo en la política del siglo XX, porque es bufonesca y no está para tomar en cuenta la relevancia del momento que la URSS estaba viviendo a comienzos de marzo de 1953 que es cuando e viene un ataque cerebro vascular a Stalin y pasan días en los que se está recuperándose y le viene otro que lo deja imposibilitado y a los pocos días, muere”, comentó Soto.
Para Soto, la película disponible en Netflix, “es una basura”.
“Una mujer” de Annie Ernaux
Es el retrato que hace de su madre que está muy mal mentalmente y hace una biografía de la historia de su mamá. “Es muy duro, pero también muy humano”, dijo Matías Rivas.
“Primera persona” de Margarita García
“Suma una serie de encargos con los que arma un libro que es una especie de autorretrato, donde parte hablando de ella, pero termina hablando de la maternidad. Lo interesante de este libro, es que Margarita es una mujer incómoda en muchos ámbitos como que no se siente tan interpretadla con el feminismo y muestra el miedo y muchas emociones de la maternidad.
Hay sexo, novios, se desnuda bastante y lo hace con mucha gracia. Es como literatura de no ficción y se pasa muy bien con el libro”, comentó Rivas.
“Safari” de Pablo Toro
Es una novela que une tres ambientes “se lee con facilidad, pero me parece más densidad y me faltó una trama que unifique estos tres momentos. No hay un trabajo de personajes. Yo tengo ese defecto, que me gusta las cosas más desarrolladas desde ese prisma”, comentó Soto.
Por su parte, Rivas dijo que “rescata el pulso de la escritura de Toro que mantiene el suspenso”.
“El remitente misterioso y otros relatos” de Marcel Proust
Es el rescate de unos manuscritos que Proust no publicó. “Creo que Proust tuvo buenas razones para no publicar esto. Algunos especulan que el tema del homosexualismo aparece y esa habría sido una de las explicaciones, pero lo curioso, es que un texto que habla de homosexualidad sí lo público sin tener grandes acontecimientos literarios”, dijo Arturo Fontaine.
Prust es un genio tardío, no es verdad que no haya querido ser un escritor y estos cuentos lo revelan. Hay algunas cosas relevantes, pero no hay nada que te permita anticipar que después va a escribir “En busca del tiempo perdido””, comentó Fontaine.