1985- En Holanda, la biblioteca de Nimega decide retirar de su catálogo “Ordinaria locura” de Charles Bukowski, luego de los reclamos de un lector por considerarlo sádico, y fascista. Fue el propio bibliotecario, el censurador, quien se tomó la molestia de advertirle a Bukowski sobre la situación. El escritor se tomó la molestia de responder porque tenía, por supuesto, algo que decir. Un espacio de Bárbara Espejo.