1933 – Lo conoció cuando tenía 15 años, tenía el carisma y el desparpajo del que Turing dolorosamente carecía. Pero entre ellos se cuidaron y quisieron entre tratados de física y algoritmos apasionantes, hasta que en 1930 muere Christopher de tuberculosis y Alan no puede creer cómo sigue después de tanto tiempo tan aferrado, ahora a una ausencia. Cómo no puede aún recomponer su corazón. Se escribió con la mamá de Christopher durante años. En la voz, Bárbara Espejo.