El 9 de diciembre del 2017, cuatro años después de que sus padres murieran, Taitian nació sano y salvo. ¿Cómo sucedió esto?
Shen Jie y Liu Xin, oriundos de la ciudad de Yixing, China, decidieron en marzo del 2013 comenzar un tratamiento de fertilidad, debido a las complicaciones que habían tenido hasta ese momento para ser padres. Cinco días después sucedió algo inesperado: murieron en un accidente de tráfico.
Las familias de la pareja sufrieron la pérdida de sus únicos hijos, pero encontraron una pequeña esperanza para capear su dolor. Según publica el diario Beijing News, los cuatro abuelos comenzaron un trámite legal para hacerse de los cuatro embriones que se habían conservado.
La misión no fue fácil. En primera instancia el tribunal les negó la pertenencia del material genético, pero en un segundo fallo, cedió. “Ambas familias han perdido a sus dos únicos hijos; la supervisión de estos embriones es una forma de aliviar tal dolor”, dijo el juez.
Tras esto, las dificultades no se disiparon, ya que en China no está permitida la gestación sobrogada. Por eso, los abuelos debieron trasladarse a Laos para gestar al nuevo ser humano en un vientre de alquiler recién en junio del 2016, no sin antes haber desembolsado una enorme cantidad de dinero y haber viajado con los embriones en auto de un país a otro.
De ahí en adelante no hubo mayores problemas. Se acordó que el niño naciera en China para que tuviera la nacionalidad, y por ahora reside con sus abuelos paternos, aunque recibe la visita diaria de sus abuelos maternos.
“Este chico está destinado a estar triste a su llegada al mundo porque otros bebés tienen a sus padres y madres, pero él no. En un futuro se lo contaremos, pero hasta que no sea mayor y sea capaz de entenderlo le diremos que sus padres están en el extranjero”, dijo su abuelo paterno tras la celebración de los primeros cien días del pequeño.
Con información de diario El País.