Tras el anuncio de Guatemala, Israel espera que otros 10 países muevan su embajada a Jerusalén
El estado centroamericano es el primero en secundar la decisión de Donald Trump de reconocer a la Ciudad Santa como capital israelí.
Casi cuatro décadas después de haber trasladado su embajada a Tel Aviv, el presidente guatemalteco, Jimmy Morales, anunció que volverá a abrir en Jerusalén su departamento diplomático.
Con esto Guatemala se convierte en el primer país centroamericano en respaldar la decisión de Donald Trump de reconocer a la Ciudad Santa como capital israelí, en contra del consenso mantenido por la comunidad internacional.
El País
Esta mañana el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu celebró la decisión de Morales y pronosticó que otros países seguirán pronto los mismos pasos. “Esto es solo el principio y es importante”, aseguró.
La viceministra de Exteriores israelí, Tzipi Hotovely, detalló a la emisora de radio Kan, la existencia de conversaciones con otros 10 Estados para el traslado de sus embajadas desde Tel Aviv a Jerusalén.
Junto con Guatemala e Israel, las Islas Marshall, Micronesia, Nauru, Palau y Togo, votaron en contra de la resolución no vinculante de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que denunciaba el reconocimiento de Trump de la capitalidad israelí de Jerusalén.
Frente a 128 países que rechazaron la decisión de Trump, 35 que se abstuvieron y 21 que no ejercieron su voto.
La prensa israelí apunta a que Honduras será el siguiente en reconocer a la Ciudad Santa como capital de Israel y el diario Yedioth Ahronoth dice que Paraguay está entre las naciones que presumiblemente está dispuestas a secundar a Washington, aunque fuentes diplomáticas israelíes puntualizaron que “por ahora” no hay ningún otro recocimiento que añadir al de Guatemala.
En 1980 Israel anexionó la parte oriental de Jerusalén tras haberla ocupado en la guerra de los seis días de 1967. Tras esto las legaciones diplomáticas establecidas en Jerusalén, entre ellas las de 12 países latinoamericanos, se trasladaron a Tel Aviv, y el Consejo de Seguridad de la ONU condenó entonces la medida unilateral del Estado hebreo como una violación del derecho internacional.
Los últimos en mudarse a la metrópolis costera fueron Costa Rica y El Salvador, que se mantuvieron en Jerusalén hasta 2006.
Hasta el giro dado por la Casa Blanca, parecía existir un amplio consenso en la comunidad internacional para supeditar el estatuto final de Jerusalén a la consecución de un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos. Estos últimos reivindican que Jerusalén Este sea la capital de su futuro Estado.