Buenas noticias recibió el presidente francés, Emmanuel Macron, en su cumpleaños número 40.
Este martes una encuesta citada por France Presse reveló que el 54% de los franceses estima que el ex banquero es “un buen presidente”, un salto de nueve puntos en comparación con el mes anterior y tras meses a la baja.
Sin embargo, y a pesar de ser el presidente más joven en la historia de Francia, el mandatario no logra encantar a la juventud. Mientras su popularidad sigue en alza en la mayoría de los segmentos, un 71% de los ciudadanos entre 25 a 34 años desconfía de su labor como mandatario, según el sondeo de Kantar Sofrès para Le Figaro Magazine.
Según explica el diario español El País esto se debe a tres razones: la reducción en las prestaciones de vivienda, el aumento en la dificultad de selectividad para entrar en las universidades y su llamado “estilo jupiteriano”, en alusión al rey de los dioses en la mitología romana.
Desde que asumió la Presidencia, Macron ha intentado restaurar una imagen presidencial de autoridad y verticalidad, estilos propios de otros ex mandatarios como Charles de Gaulle (1959-1969) y François Mitterrand (1981-1995) que sin embargo, no atraen a la juventud gala.
Además de los jóvenes, existe un creciente malestar entre los parlamentarios de su propio partido que en junio lograron entrar al Congreso. Según la agencia Ansa, que recogió las impresiones de decenas de ellos, habría un “centenar” de parlamentarios “desmotivados” que se sienten “inútiles” por la falta de responsabilidades en un gobierno centrado en la figura de Macron.
“Algunos tienen la sensación de perder el tiempo en el Congreso, porque se sienten más pasivos que activos”, aseguró el diputado Pierre Person al diario parisino Le Monde.
Año positivo
A pesar de las adversidades Macron ha tenido un buen 2017. Tras llegar al poder con la arremetida sin precedentes de su movimiento político de sólo un año de vida, logró también ponerle freno al avance ultra nacionalista de Marine Le Pen.
Además ha sido capaz de cumplir varias de sus promesas de campaña. Cuatro meses después de su llegada al Palacio del Elíseo, el mandatario llevó adelante su reforma laboral a pesar de las protestas de los sindicatos. Por otra parte, la economía gala, hundida durante el criticado gobierno de su antecesor y mentor, François Hollande, se encuentra ahora creciendo, mientras el desempleo va a la baja.
También no ha tenido que enfrentarse a nuevos atentados terroristas como los que sembraron el pánico entre enero de 2015 y julio de 2016.
En paralelo, a Macron tampoco le ha surgido un líder opositor que le haga contrapeso. Atrás quedó la presencia de Marine Le Pen, la cabeza del Frente Nacional, ahora en un segundo plano al igual que el líder de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon. La derecha por otra parte, dividida y fragmentada, intenta con su nuevo líder, Laurent Wauquiez, volver a posicionarse en 2018, y levantarse de los embates de los comicios electorales.
Francia, bajo el mandato de Macron, se posiciona como líder en estabilidad frente a algunos de sus vecinos. Específicamente Reino Unido que se encuentra en pleno proceso de Brexit, España envuelta en una crisis sin precedentes tras el intento de secesión de Cataluña y Alemania cuya canciller Ángela Merkel se encuentra estancada: a tres meses de las elecciones federales aún no ha logrado formar gobierno.
Al mismo tiempo el mandatario francés ha logrado lucirse en el exterior y en parte llena los vacíos de poder dejados por el ex líder estadounidense, Barack Obama. Además de impulsar la integración europea, el mandatario ha intentado liderar la batalla contra el cambio climático.