Ayer, a pesar de las fuertes amenazas de La Casa Blanca sobre cortar la ayuda a los países que votaran a favor de la resolución de la ONU sobre Jerusalén, 128 países de los 193 integrantes respaldaron la moción que rechaza el reconocimiento de Jerusalén como capital israelí e insta a Estados Unidos a no mover su embajada a la Ciudad Santa.
Sólo ocho países se pararon junto a Washington y votaron en contra: Guatemala, Islas Marshall, Micronesia, Nauru, Palau, Israel, Guatemala y Honduras.
Además 35 países se abstuvieron entre los cuales figuraron Argentina, Australia, Canadá, Colombia, Hungría, México, Panamá, Paraguay y Polonia.
“No puede haber obstáculos adicionales que perjudiquen el avance”, dijo el representante mexicano.
El voto se celebró en una sesión especial de emergencia convocada por Yemen y Turquía, luego de que el pasado lunes Estados Unidos vetara la solución del Consejo de Seguridad propuesto por Egipto para denegar cualquier intento de cambiar el estatus de Jerusalén.
En esa instancia todos los países votaron a favor del documento a excepción de la representante de la Casa Blanca, Nikki Haley, quien consideró la resolución que iba a adoptar la Asamblea como una “agresión” a la soberanía estadounidense.
“Nuestra buena voluntad debe ser respetada (…) recordaremos este día cuando nos llamen para pedir más”, advirtió en el plenario.
El ministro de Exteriores palestino, Riyad al Maliki, tildó las amenazas de la Casa Blanca de “inaceptables”
“La historia graba nombres, recuerda nombres. El nombre de los que están del lado correcto y de los que dicen falsedades. Se nos ha pedido a todos que votemos ‘no’ o que nos atengamos a las consecuencias. Algunos incluso han sido amenazados con cortes en la ayuda al desarrollo. Esta actitud es inaceptable”, subrayó.
Antes de la votación, el presidente de turno de la Asamblea General recordó que los países miembros están obligados a respetar la Carta de la ONU, lo que implica acatar el derecho internacional.
Sobre esto el ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, condenó la decisión de Estados Unidos porque quebranta de una manera “flagrante” el consenso sobre Jerusalén, “que es muy claro”.
El texto aprobado ayer por la mayoría de los estados es muy similar al borrador vetado el lunes: Reafirma la decena de resoluciones adoptadas por el Consejo de Seguridad sobre Jerusalén desde 1967 y establece el requerimiento de que el estatus final de la ciudad sea resuelto de mutuo acuerdo por Israel y Palestina. Cualquier decisión o acción unilateral que lo altere, señala, “no tendrá efecto legal” y será “nula”.
Al igual que en el documento votado el lunes, la resolución aprobada no menciona a Estados Unidos ni a Donald Trump, pero expresa su “profunda preocupación” por las recientes decisiones adoptadas sobre el estatus de Jerusalén.
Por su parte, durante la sesión, el ministro turco pidió a los miembros de Naciones Unidas que no se arrodillen ante las amenazas de Washington. “Esta actitud es inaceptable”, denunció ante el plenario.
Aliados clave de Estados Unidos, como Reino Unido, Francia o Japón votaron a favor del texto pese a la presión, para reafirmar así los principios y el marco legal definidos sobre el estatus de Jerusalén. También remarcaron que no puede haber excepción alguna sobre la cuestión de las embajadas.
Las diferentes delegaciones que participaron en el debate advirtieron que para lograr una solución duradera del conflicto palestino-israelí es necesario que ambas partes lleguen a un acuerdo sobre Jerusalén y que esta se convierta en el símbolo de paz para ambas naciones.
Además recordaron que en la Ciudad Santa residen más de 300.000 palestinos, lo que equivale al 40% de la población.
También los diplomáticos hicieron un llamado a la calma y a la contención para evitar tensiones en Jerusalén donde ya se han desatado fuertes protestas.
Al mismo tiempo advirtieron del riesgo que el conflicto político sea transformado por los extremistas en uno religioso y se aprovechen de la situación, lo que podría tener un efecto destabilizador en toda la región.
Yemen, en representación de los países árabes dijo, al presentar su voto que la situación en la región es “extremadamente delicada” y que la declaración de Washington supone una amenaza para la paz y la seguridad.
“Es una decisión carente de valor, peligrosa y que socava las posibilidades de paz. Solo sirve para atizar la violencia y el extremismo”, advirtió.
En respuesta, el embajador de Israel en la ONU, Danny Danon, consideró una ironía que Yemen se erija como garante del derecho internacional y lamentó que el organismo “pase totalmente por alto” los actos de terror que sufre su población.
“Esta resolución alienta a los líderes palestinos a seguir por esta vía peligrosa en nombre de Jerusalén, la ciudad de la paz”, concluyó.