La Unión Europea (UE) está perdiendo la paciencia con Venezuela. El miércoles, la alta representante del pacto, Federica Mogherini exigió que el Gobierno de Nicolás Maduro tome “medidas urgentes”, antes de que se lleve a cabo la polémica Asamblea Constituyente convocada para este domingo.
La Comisión teme por la convocatoria del domingo “corre el riesgo de polarizar aún más el país y de aumentar el riesgo de confrontación”.
También, condena “la escalada de tensión y violencia” y pide “respeto a la separación de poderes, la liberación de los opositores políticos encarcelados y cooperación externa para atender las necesidades más urgentes de la población”.
Según consignó El País, se trata de un llamado indirecto a detener la convocatoria y a celebrar elecciones libres.
“El respeto a la Asamblea Nacional (Parlamento) como órgano legislativo legítimo y la independencia del fiscal general, que debe poder actuar sin restricciones ni intimidaciones o amenazas, son cruciales para preservar la confianza de los ciudadanos en el Estado y el sistema judicial”, subrayó Mogherini
Sin embargo, se mantiene en los llamados y evita mencionar la posibilidad de sanciones europeas como lo pidió España.
Esta no es la primera recriminación de la Unión Europea a Venezuela. En mayo los ministros de Exteriores de la Unión emitieron un documento donde exigen a las autoridades emprender un diálogo “urgente y eficaz” y liberar a los presos políticos.
Además recordaron a Nicolás Maduro el derecho de los ciudadanos a manifestarse pacíficamente. Esto en relación a la brutal represión de las fuerzas del Gobierno que ha cobrado la vida de un centenar de ciudadanos venezolanos.
Ante la falta de progresos la UE ha subido el tono. Algunos países miembros del pacto mencionan la posibilidad de emitir sanciones como herramienta de presión, pero nada de eso se ha concretado pues voces de la diplomacia europea piensan que castigar a Venezuela podría traer efectos adversos para sus ciudadanos.