Pensilvania lleva días conmocionada. La semana pasada cuatro jóvenes de entre 19 y 22 años desaparecieron sin explicación. El miércoles encontraron el cuerpo Dean Finocchiaro y los restos humanos correspondientes a Mark Sturgis, Tom Meo y Jimi Tar Patrick, enterrados en una fosa común de 3,66 metros de profundidad en una finca rural.
Las cuatro víctimas: Tom Meo (21), arriba a la izquierda; Jimi Tar Patrick (19), abajo a la izquierda; Dean Finocchiaro (19), arriba a la derecha; y Mark Sturgis (22), abajo a la derecha.
El predio de 36 hectáreas en Solebury Township pertenece a Antonio y Sandra DiNardo, padres de Cosmo, a quien las autoridades detuvieron como sospechoso de los crímenes.
Finalmente el detenido confesó por el cuádruple homicidio y lanzó un escueto “lo siento” a las cámaras de televisión.
En declaraciones a la prensa el abogado del asesino, Paul Lang, confirmó que DiNardo al confesar la autoría de los crímenes, el fiscal le perdonó la vida.
“Confesó su participación o comisión en los asesinatos de cuatro jóvenes (…) A cambio de esa confesión, el fiscal del distrito le prometió al señor DiNardo que le perdonaría la vida al no invocar la pena de muerte“, señaló el abogado.
DiNardo fue arrestado luego de que la policía encontrara el celular de una de las víctimas en la granja de sus padres. Además fue descubierto intentando vender el vehículo de Tom Meo, un Nissan Máxima 1996 con placas de Pennsylvania.
El asesino tiene 20 años y presenta antecedentes psiquiátricos; una enfermedad mental no especificada. Anteriormente había estado en una institución de salud mental luego de que fuera sorprendido usando una escopeta.
Ahora las autoridades investigan cuál era la relación entre el asesino y sus víctimas, pero las informaciones preliminares indican que DiNardo les había ofrecido marihuana.
Hasta ahora tampoco se conocen las motivaciones de Cosmo para matar a los jóvenes.