La primera ministra, Theresa May, propuso a los líderes del continente que aquellos ciudadanos europeos que hayan llegado a su país antes del Brexit tendrán facilidades para obtener el estatus de residentes permanentes y gozarán de los mismos derechos que los ciudadanos británicos en materia de sanidad, educación, prestaciones sociales y pensiones. Pero no está claro es qué ocurrirá con los familiares de estos ciudadanos.
La idea pretende resolver la incertidumbre de los más de tres millones de residentes de la UE que viven actualmente en territorio británico; uno de los temas más complejos y más urgentes de resolver en las negociaciones.
Sin embargo, aún no está clara cuál sería la fecha de corte. Según informaciones preliminares el corte sería entre el momento en que Reino Unido activó la cláusula de divorcio (el pasado 29 de marzo) y la fecha de salida de la UE (el 29 de marzo de 2019).
Por otro lado persiste la discusión en quién será el ente que actúe como supervisor. Mientras Theresa May desea que la encargada sea la Justicia británica, el resto de los líderes europeos insisten en que el responsable del proceso debe ser el Tribunal de Justicia de la UE.
La propuesta de la conservadora aclara que a todos los europeos con cinco años de residencia legal se les concederá el estatus de “asentados en Reino Unido”, con el objetivo de que se les trate “como si fueran ciudadanos británicos para sanidad, educación, prestaciones y pensiones”.
Mientras que los que lleven menos de cinco años en el momento del Brexit, se les dará tiempo para acumular todo el plazo y lograr todos los derechos.
Sin embargo, estos derechos propuestos para los europeos están condicionados. A cambio, la UE deberá ser recíproco con los derechos de los británicos viviendo en su territorio, quienes actualmente tienen menos beneficios que los europeos que habitan Reino Unido.
Hace unas semanas la UE ya había presentado un plan mucho más “generoso” que el de May sobre los derechos de los europeos en su país.
Bruselas pretende que el acuerdo cubra, a parte de los residentes, a quienes han vivido en Reino Unido desde el pasado o a los que lo hagan antes de la fecha del Brexit. Y que este beneficio se les aplique de por vida.
Lo único en lo que parecen estar de acuerdo Londres y Bruselas es que el tema de los “hijos migrantes” es lo primero que deben resolver en este divorcio.
En la primera ronda de conversaciones celebrada el pasado lunes, se acordó crear un grupo de trabajo dedicado exclusivamente a esta materia. La siguiente reunión se realizará el 17 de julio.