En enero Ford anunció que produciría su nuevo modelo Focus en la localidad mexicana de Hermosillo.
En paralelo informó que cancelaría la construcción de una nueva planta en San Luis de Potosí (México), lo que Donald Trump interpretó como una concesión a su ideal de “America first”.
“Ford dijo la semana pasada que se expandirá en Michigan y Estados Unidos en lugar de construir una planta de BILLONES de dólares en México. ¡Gracias Ford & Fiat C!“, publicó a principios de año el mandatario en su cuenta de Twitter.
Gran parte de la campaña electoral del magnate se basó en la idea de que los mexicanos roban trabajo a los estadounidenses por ofrecer menores costos de producción. Por eso una de sus promesas de campaña fue rebajar los impuestos a las empresas de su país para que este fenómeno se revirtiera.
Sin embargo, las cosas cambiaron nuevamente de rumbo. El gigante automovilístico anunció que ahora su nuevo modelo sería producido en China, dándole la espalda al “America first” de Trump.
La industria explicó que la decisión de trasladar Ford al Gigante Asiático se tomó porque les significa un ahorro $500 millones de dólares. La producción se iniciará en la segunda mitad de 2019.