El lunes los periodistas holandeses Derk Johannes Bolt, de 62 años, y Ernest Marie Follender, de 58, fueron secuestrados en la región del Catatumbo, cerca de la frontera con Venezuela.
Se trata de una zona mayormente controlada por el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la segunda guerrilla más grande del país, donde el reportero y el camarógrafo se encontraban haciendo un reportaje en el casco urbano de El Tarra.
Desde la embajada de Holanda confirmaron la información y agregaron que las víctimas eran “dos empleados del programa Spoorloos”, de la emisora Kro-Ncrv, que ayuda a encontrar a los padres biológicos de las personas adoptadas por holandeses.
El Comando de la Fuerza de Tarea Vulcano, adscrita a la Segunda División del Ejército colombiano, aseguró que “se pudo establecer que integrantes del Frente Héctor del sistema de amenaza persistente ELN presuntamente” tienen en su poder a los dos comunicadores.
Sin embargo, el grupo guerrillero anunció a través de su cuenta de Twitter que están dispuestos a ayudar a encontrar a los desaparecidos, lo que contradice la versión de la autoridad.
Ante información sobre retención de periodistas holandeses, estamos investigando para ayudar a esclarecer el caso.
— Voces de Colombia (@eln_voces) 20 de junio de 2017
Otra de las alternativas que se baraja es la banda criminal de narcotraficantes, “los Pelusos“, que también tiene fuerte presencia en la zona donde, en el pasado, otros periodistas como Salud Hernández-Mora, de El Mundo, fueron secuestrados.
Las autoridades enviaron un avión del Ejército del Aire “para el reconocimiento del aérea general donde habrían ocurrido los hechos” y han ordenado “el ingreso al área de tropas con capacidades de operaciones especiales para implementar un cordón humanitario”.
Al mismo tiempo, la Defensoría del Pueblo, exigió “la inmediata liberación” de los dos periodistas holandeses retenidos.
El secuestro se da en el marco del inicio de entrega de armas de la FARC, y en pleno proceso de diálogo con el ELN.
Las conversaciones el segundo grupo guerrillero más grande del país, comenzaron formalmente en febrero, pero no se han registrado grandes avances. Uno de los temas más conflictivos a resolver entre el grupo armado y el Gobierno colombiano es, precisamente, que no ha abandonado la práctica del secuestro. De hecho esta mañana, liberaron a ocho jóvenes que desaparecieron el pasado miércoles en la misma zona.