Karl A. Racine y Brian Frosh, fiscales generales de Washington DC y Maryland respectivamente, pretenden abrir un nuevo frente de batalla contra Donald Trump, quien se encuentra en medio de una investigación para averiguar si algún miembro de su campaña maquinó con el gobierno ruso para interferir en las elecciones de 2016.
Los dos fiscales generales, aseguran que Trump habría recibido “millones en pagos y beneficios de Gobiernos extranjeros” teniendo en cuenta que eligió “conservar la propiedad de su compañía” una vez que asumió el cargo.
Para Racine y Frosh, ambos demócratas, esto constituye una violación a las cláusulas anti corrupción. Según ellos, el mandatario “ha roto muchas promesas de mantener separado su deber público de sus intereses de negocios privados, incluyendo el recibir actualizaciones regulares sobre la salud financiera de la compañía”, a pesar de que transfirió el control de sus empresas a sus hijos Donald Jr y Eric durante el tiempo que dure su mandato, según informó informó Washington Post.
Si un juez federal admite la demanda y permite que el caso proceda, una de las primeras medidas será pedir a Trump copias de sus declaraciones fiscales para conocer hasta dónde llegan sus negocios en países extranjeros. Cabe señalar que hasta ahora se ha negado a hacer públicos esos documentos. Los fiscales dijeron que el conflicto se resolvería, probablemente, en el Tribunal Supremo y los abogados de Trump deberían focalizar la defensa en explicar por qué las declaraciones fiscales del presidente no deben salir a la luz pública.