Este próximo viernes 18 de octubre se cumplen cinco años desde el estallido social, un momento donde se realizaron una serie de manifestaciones que, si bien se replicaron en gran parte de Chile, se centraron en Santiago, específicamente en la Plaza Baquedado, la que se llamó “Zona Cero”.
Sumado a ello, la pandemia del Covid-19 golpeó duramente al comercio en el centro de Santiago. Ahora, a media década de aquel momento, se han realizado una serie de reflexiones y mediciones sobre la situación actual del país luego de dicha explosión social. En este sentido, la consultora inmobiliaria GPS Property analizó el momento del comercio en el centro de Santiago.
De acuerdo a este estudio, la vacancia en el tercer trimestre de este año en el sector de la capital llegó a un 14,9%, equivalente a 68.098 m2, es decir, ocho veces más que en 2019.
Además, Santiago significa cerca de una cada cuatro oficinas vacantes en la Región Metropolitana, siendo el 26,5% del total de la oferta disponible en la capital.
A cinco años del estallido social, de acuerdo a la investigación, el arriendo de oficinas en el sector con las más baratas del mercado de oficinas Clase A, promediando 0,33 UF por metro cuadrado, bajando un 50% en su valor en los últimos cinco años.
La salida de las oficinas en Santiago
De igual manera, la consultora arrojó que entre noviembre de 2019 y octubre de 2024, 900 oficinas han cerrado, las cuales “principalmente se trataban de pymes de no más de 100 metros cuadrados, atendidos por sus propios dueños y ubicadas en zonas de harto flujo cercanas a las estaciones de Santa Lucía, Universidad de Chile y Baquedano”.
“Existe casi un 20% de disponibilidad de comercios en la zona. Lo anterior se ha sumado al éxodo de entidades financieras hacia Nueva Las Condes, El Golf y El Bosque, como Santander, Bice y Scotiabank, además de compañías como Enel y MetLife que fueron objeto de la violencia que se originó en octubre de 2019″, señala el estudio.
De igual manera, el estudio revela que “el corredor de Santiago Centro se vio gravemente afectado durante el estallido social, con protestas y disturbios que dificultaron el desplazamiento de los colaboradores a las oficinas sumado al deterioro que experimentó el sector. Esto generó una tendencia de migración de empresas hacia otros corredores con mejores condiciones de entorno”.