Diversos indicadores globales apuntan a una dramática situación respecto al cáncer de mama. Al año, esta enfermedad mata a cerca de 650.000 personas al año.
Pese a ello, los niveles de supervivencia a este cáncer es del 90% en los países de altos ingresos, aunque dicho registro baja al 40% en el en el África subsahariana.
Además, la situación ha ido empeorando con el del tiempo, ya que entre 1990 y 2019 la incidencia del cáncer de mama en aquella zona aumentó un 247%, siendo Nigeria el país donde más creció.
En este sentido, se vive una situación bastante compleja en este punto, ya que, según investigaciones, las mujeres que viven en el África subsahariana son las que menos probabilidades tienen de padecer cáncer de mama en el mundo, sin embargo, son quienes sufren más opciones de morir.
Frente a esto, la antropóloga médica Emily Mendenhall participó de un estudio que buscó encontrar las razones detrás de esto, entrevistando a mujeres de Soweto que habían atravesado el tratamiento del cáncer de mamas.
Tras esto, descubrió que uno de los principales motivos de las muertes a causa de esta enfermedad es el tardío diagnóstico, lo que hace que el cáncer esté en un nivel muy avanzado, haciendo muy difícil su recuperación.
Esto es aún peor en las poblaciones más pobres, donde a veces, el cáncer ni siquiera logra ser detectado.
La compleja situación del cáncer de mamas
A esto, se suma que las personas que deben atravesar por estos tratamientos muchas veces sienten que estos procesos son más doloroso e incómodos que el mismo cáncer.
También, muchas personas diagnosticadas con este cáncer rechazan el tratamiento porque piensan que estos no servirán y que morirán igual, sumado al desconocimiento por las consecuencias que trae la quimioterapia.
De igual manera, muchas mujeres confesaron que han sido estigmatizadas debido a su enfermedad. “Se han burlado de mí… se han reído de mí… me han avergonzado”, reveló una mujer en el estudio donde colaboró la investigadora de desarrollo humano Candi Nwakasi.
La experta en cáncer de mama Jenny Edge agrega que otra de las situaciones que dificultan que las mujeres afectadas puedan acceder a un tratamiento es el escaso acceso a transporte que los lleve a los centros médicos, sumado al apoyo socioeconómico.