“No se trata de reponerla por simple sentimiento patriota, sino de hacerlo por sentido institucional”: Carlos Peña y dichos de ministra Tohá por estatua de Baquedano

En Hablemos en Off, la ministra del Interior aseveró que devolver el monumento a Plaza Italia “no es lo que prefiero, me da miedo traer de vuelta a Baquedano”.

En Hablemos en Off, la ministra del Interior Carolina Tohá, se refirió a la posibilidad de reponer la estatua del general Baquedano, a lo cual aseveró que “no es lo que prefiero, me da miedo traer de vuelta a Baquedano”.

Ante esto, en una columna publicada en El Mercurio, el rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña sostuvo que “no se trata de reponer la estatua por simple sentimiento patriota”.

“El argumento de la ministra del Interior parece plausible. Arguyó que había que desarrollar variadas consultas —focus groups entre ellos— para que, de esa manera, lo que se sitúe en el plinto hasta ahora vacío sea algo que ‘nos represente a todos y tenga sentido'”, agregó.

Asimismo, Peña sostuvo que “como se recuerda, la estatua del general Baquedano debió ser sacada de la plaza, también llamada Plaza Italia, luego que se hicieran frecuentes intentos de destruirla, de botarla del lugar donde estaba situada. Esos intentos se desplegaron por meses, sino por casi dos años”. Y añadió “hasta que, para evitar que fuera destruida del todo, se la retiró”.

El futuro de Baquedano y su efecto en la institucionalidad

Peña esgrimió que “desde luego, el argumento de la ministra (que para ser justos fue dicho en la premura de una entrevista radial) no parece muy acertado. Si bien las estatuas no tienen por función representarnos a todos (como dijo la ministra debía ser lo que ocupara ese lugar), a pesar de eso, no cabe duda de que la del general Baquedano resume o representa, en la figura de un individuo, un acontecimiento que está en el centro de la nacionalidad, de la formación de la conciencia nacional tal como se la concibió desde fines del XIX en adelante. No es correcto entonces pretender que cumpla una función representativa de la sensibilidad, inevitablemente volátil y cambiante, de la ciudadanía, menos si se la averigua mediante focus group y otras técnicas de entrevista, puesto que esa estatua simboliza no la sensibilidad cambiante del día a día, no los humores de la opinión pública, menos lo que prefiera la masa transeúnte, sino que su tarea es la conmemoración de lo que durante más de un siglo resumió parte de la conciencia nacional

“No se trata de reponer la estatua por simple sentimiento patriota, o patriotero, sino de hacerlo por sentido institucional: es perfectamente posible que las estatuas y los símbolos modifiquen en el tiempo su significado, pero lo que no parece razonable es que la autoridad pretenda adoptar a la luz de las encuestas (o de alguna otra forma plebiscitaria) una decisión que es relativa al lugar que poseen los acontecimientos en la memoria institucional. La memoria es también un asunto de política, y por eso lo que se decida en este asunto de Baquedano será expresivo de la forma en que se conciben las instituciones y la conciencia que las acompaña”, afirmó