Con un intento de golpe de Estado, multiples premios y una lucha contra el cáncer: la historia de amor entre Paul Auster y Siri Hustvedt

Foto: Bruno Coutier

Múltiples premios mediante, la pareja se consolidó como uno de los matrimonios más galardonados de la historia de la literatura, llegando a recibir ambos el Premio Princesa de Asturias de las Letras, Auster primero, 2006 y luego Hustvedt, en 2019.

Durante esta semana se conoció la muerte del escritor Paul Auster, producto de un cáncer que lo mantuvo en un incesante tratamiento durante años.

Pese al gran hermetismo, con el que se trató la situación, le esposa de Auster, también escritora, Siri Hustvedt, compartió unas emotivas palabras a través de sus redes sociales.

“Incluso antes de que sacaran su cuerpo de nuestra casa, la noticia de su muerte ya circulaba en los medios y se habían publicado obituarios. Ni a mí, ni a nuestra hija Sophie, ni a nuestro yerno Spencer, ni a mis hermanas, a quienes Paul amaba como a sus propias hermanas y presenciaron su muerte, tuvimos tiempo para asimilar nuestra dolorosa pérdida. Ninguno de nosotros pudo llamar o enviar correos electrónicos a nuestras personas queridas antes de que comenzaran los gritos en línea. Nos robaron esa dignidad. No conozco la historia completa de cómo sucedió esto, pero sé esto: está mal”.

Y es que la historia de la pareja, que atravesó una serie de complejidades comenzó en 1981, donde aún no lanzaban ningún libro y se encontraban dos épocas muy distintas de su vida: Auster, de por entonces 34 años y recién separado de su exesposa, la también escritora Lydia Davis, mientras que Hustvedt se encontraba realizando su doctorado con 26 años.

Un fallido golpe de Estado como inicio

Si bien, en entrevistas posteriores, la mujer confesó que por ese entonces, Auster era reconocido como un “poeta” y se interesó inmediatamente en él, aunque en un inicio no fuera recíproco.

Pese a ello, finalmente concretaron una cita en un hotel, donde pasaron la noche. Al despertar, lo primero que vieron fue la noticia del New York Times sobre un intento de golpe de Estado en España.

“Siempre asocio los dos eventos, no tanto el golpe como el hecho de que hubiera fracasado y España conservaba su democracia”, declaró años más tardes el escritor al periodista Óscar López.

Pese a ese inicio casi catastrófico, el amor entre ambos fue creciendo: tuvieron una hija, Sophie y comenzó y maratónico ascenso en la literatura alcanzando una serie de títulos exitosos.

Múltiples premios mediante, la pareja se consolidó como uno de los matrimonios más galardonados de la historia de la literatura, llegando a recibir ambos el Premio Princesa de Asturias de las Letras, Auster primero, 2006 y luego Hustvedt, en 2019.

La muerte golpea a la pareja

En 2021 llegaría uno de los episodios más oscuros en la vida de Auster. Primero murió su nieta, Ruby, de a penas 10 meses, mientras se encuentraba con su padre, Daniel Auster, hijo del escritor y Lydia Davis.

La autopsia reveló que la menor falleció por una sobredosis de fentanilo y heroína. Daniel Auster intentó salvarla dándole Narcan, un medicamento que suele usarse en casos de intoxicación por drogas.

Meses después, Murió Daniel Auster, luego de ser encontrado inconsciente en el metro de Brooklyn tras sufrir una sobredosis de diferentes drogas. El hombre de 44 años se encontraba con libertad bajo fianza por ser acusado de homicidio involuntario, homicidio por negligencia criminal y poner en peligro el bienestar de un niño.

El escritor ni su esposa nunca se refirieron al tema públicamente. Y es que paralelamente comenzaban a enfrentar otra compleja situación: Paul había sido diagnosticado con cáncer.

Los últimos años

“He estado alejada de Instagram por un tiempo. Es porque a mi esposo le diagnosticaron cáncer en diciembre (del 2022) después de haber estado enfermo durante varios meses antes”, así comunicó la noticia Siri Hustvedt en marzo de 2023.

Si bien no era común que se conocieran noticias sobre el estado de salud del escritor, su esposa actualizaba esporádicamente la situación que estaban atravesando.

Ella se encargó de acompañarlo en el Memorial Sloan Kettering, en Nueva York, el lugar donde el hombre estaba recibiendo tratamiento. “Muchas personas han cruzado sus fronteras, ya sea porque están o han estado enfermos o aman a alguien, un padre, hijo, cónyuge o amigo que tiene o ha tenido cáncer. El cáncer es diferente para cada persona que lo tiene. Todos los cuerpos humanos son iguales y no hay dos iguales”, confesó Siri.

En agosto de aquel año, la mujer informó que Auster “no tenía miedo a morir” y que “yo tengo miedo de morir, así que escuchar esto me hace sentir humilde”..

“Ha sobrellevado una serie de síntomas miserables tanto del cáncer como del tratamiento con una dignidad que me asombra. Ha dicho que a medida que avanza este juicio, ha pasado cada vez más tiempo ‘mirando hacia el abismo’ y me ha dicho que no tiene miedo de morir. Juntos hemos sido testigos de respuestas muy diferentes en personas que conocemos ante enfermedades, rebeliones, arrepentimientos y pánicos posiblemente mortales. Sospecho que es imposible saber cómo reaccionará uno. Ciertamente no puedo predecir mi propia respuesta, ni culpo a nadie por la suya. Y, sin embargo, he sido testigo de una maravilla y estoy agradecido. También ha dicho que no desea ocultar su cáncer y me permite contar mi experiencia al respecto”, señaló.

“Fui ingenua”

En marzo de este año fue la última vez que Hustvedt se refirió al estado de salud de su esposo, cuando viajó a Madrid para recibir el Premio OpenBank Literatura by Vanity Fair.

“Hoy he hablado con él y por primera vez desde que empezó su tratamiento está trabajando en algo”, reveló en aquella ocasión, dando la esperanza de que “él está estable por el momento. Ha sido un año lleno de emergencias, no tanto por el cáncer en sí, sino por los tratamientos. Vivir con alguien que padece de una enfermedad letal te cambia la vida”.

“No sabemos lo que el futuro nos depara, sin el tratamiento no tendríamos a Paul hoy”, señaló en la ocasión.

Pese al panorama positivo que parecía existir, el 30 de abril de este año, Auster falleció en su casa. Un par de días, su compañera de vida se expresó a través de Instagram:

“Fui ingenua, pero había imaginado que sería yo quien anunciaría la muerte de mi marido, Paul Auster. Murió en su casa, en una habitación que amaba, la biblioteca, una habitación con libros en cada pared, desde el suelo hasta el techo, pero también con ventanas altas que dejaban entrar la luz. Murió con nosotros, su familia, a su alrededor el 30 de abril de 2024 a las 6:58 p.m”.

“Paul ya había tenido suficiente. Pero nunca, ni con palabras ni con gestos, dio muestras de autocompasión. Su coraje estoico y su humor hasta el final de su vida son un ejemplo para mí. Dijo varias veces que le gustaría morir contando un chiste. Le dije que eso era poco probable y él sonrió”, confesó.