En medio de la previa a su presentación en Lollapalooza junto a Congreso, Francisco “Pancho” Sazo habló con Radio Duna del presente, el pasado y el futuro de la banda, la cual está celebrando 55 años de carrera.
La conexión con las nuevas generaciones, el contacto con las avanzadas tecnologías y los próximos trabajos del grupo formado en Quilpué fueron algunas de las cosas a las que se refirió el reconocido artista nacional que confiesa: “Lo más terrible, lo digo como papá y abuelo, es tratar de realmente ser una especie de ejemplo”.
Este año cumplen 55 años de carrera y viendo en retrospectiva, ¿pensó en algún momento que en 2024 seguiría tocando junto a Congreso?
Yo creo que a esta altura el partido, nadie piensa eso. Cuando uno parte, parte así como un sueño, como un momento especial. Pero a medida que van pasando los años, uno dice: Oh, por Dios, que ha durado esto. Y ha sido un bonito viaje, un viaje de ilusión, como decía Jorge Campos alguna vez en un tema. Uno vive en un presente eterno. Y estamos en esto, no queremos ni hemos podido bajarnos todavía del escenario.
En todos estos años, nuestro país ha vivido una serie de hechos históricos, como la dictadura y la vuelta a la democracia, ¿cómo se ha visto reflejado eso en su música?
En el repertorio nuestro está todo eso. No como una especie de cronista, ni como lo hacen los historiadores, digamos, sino como una especie de habitante que le ha tocado estar en estos fenómenos. Nos tocó y hubo que afrontar y hacer música a pesar de eso. Pero ha sido como aceptar de alguna manera lo que nosotros teníamos que hacer, que era hacer música, así como otros hicieron teatro, poesía, etc.
¿Por qué cree que Congreso, a pesar de todas esas dificultades y los años, ha seguido haciendo música?
Yo creo que la primera motivación es una motivación política. Hay que hacer algo y nuestra herramienta era el canto, la voz, etc. Pero también el coraje, yo diría, y la valentía y la ternura de mis compañeros. Tuvimos, probablemente, la desfachatez de persistir en el empeño.
Listos para jugar
Volviendo un poco más al presente, ¿cree que Congreso ha sido reconocido por el Estado y la sociedad chilena?
Totalmente. Nos han dado premios, me acuerdo en el tiempo de (Michelle) Bachelet nos invitaron a La Moneda. Uno tiene que darse con una piedra en los dientes, porque a esta altura del partido, que lo quieran, que la gente todavía tenga un cariño irrestricto con nosotros, es maravilloso. Ahora, probablemente uno no sale todos los días, por suerte, en la tele y en otras cosas, pero estamos ahí, somos como una generación que está en la banca, con algunos achaques, pero lista para salir a jugar.
¿Cómo ve la conexión del grupo con personas de otras generaciones que van a sus conciertos?
Es una hermosura. Uno pensaría que va solamente el grupo etario al cual uno pertenece, pero no y son cosas rebonitas. Es tremendo. Lo más terrible, yo lo digo como papá y abuelo, es tratar de realmente ser una especie de ejemplo.
Hay la gracia de conmover o de una verdadera comunión con lo que uno hace con el público y con los demás. Congreso, de alguna manera, gracias a Tilo, ha hecho cosas experimentales, mezclar jazz con folk and roll, inspirarse todavía en los ritmos latinoamericanos, jugar con los timbres, con el polirritmo, entonces hay cosas muy interesantes que de repente a un músico le pueden interesar.
Y con todas estas mezclas de diferentes estilos, ¿cómo categorizaría la música de Congreso?
Hoy día está de moda la palabra urbana, pero atañe a otra cosa. Yo le pondría música quiltra. No es de raza, es un quiltro chileno, bonito. Una música donde integra en un cauce principal varios afluentes, más la genialidad de Tilo y los demás.
Nosotros somos de un mundo inicialmente análogo, no digital, entonces encontrar una música que venía de afuera para nosotros era un descubrimiento hermosísimo. Pero eran otros tiempos, hoy estamos a un botón de un cantor flamenco, pero en esa época había que agenciarse para encontrar los instrumentos, y eso tiene un mérito, pasar de la radio al mundo digital, que es fascinante.
¿Cómo ve ese mundo digital del que habla?
Es maravilloso, es una herramienta tremenda. Como decía McLuhan, es otro pasaje al mundo, se hace más chico. El único problema es que algunas personas pueden pensar que tienen más amigos y parece que ahora el trabajo es más fácil, pero no es así.
El futuro de Congreso
¿Cómo ve la presentación de Congreso en el festival Lollapalooza, donde podrán compartir escenario con músicos más jóvenes?
Esa es la gracia, aunque no creo que uno tenga mucho tiempo para escuchar a todos. A mí me tocó acompañar el año pasado a Benjamín Walker, y es interesante, es una fauna. En estos grandes escenarios la gracia es calibrarse, no compararse, a ver qué pasa con las personas que van con pura tecnología arriba del escenario.
Para los jóvenes que nos puedan ir a ver, lo importante es que vean que estos viejos tocan en vivo, y afinado. Para el público siempre es interesante ver estas bandas “consagradas” y poder existir en este tráfago tan rápido y efímero como el Lollapalooza que es demasiado potente.
¿Qué le parece este tipo de festivales?
Nos ayuda a crecer y son muy necesarios, pasamos una pandemia, al igual que otros gremios, muy alejados de los escenarios. Son desafíos, sin creer que con esta ya la hizo. Es un show musical, donde tiene que tratar de hacer lo mejor posible y conmover al público y a uno mismo, porque cuando deja de creer en lo que uno está haciendo es mejor irse para la casa.
Después de 55 años, ¿cómo sigue creyendo en lo que hace?
No creyéndosela nunca. A lo mejor es bueno nunca tener esa fama total que a uno lo hace idiota, o te transforma en cinco minutos. Es mejor no gastarse en un chispazo o un rayo, que es maravilloso de todas maneras, pero a lo mejor en la historia de Congreso lo importante ha sido el camino, que sigue, más que los resultados.
¿Qué sigue para Congreso?
Yo creo que ya debe venir otro disco, primero por una cuestión de edad. Hay un sector muy joven del grupo y uno donde ya la cosa empieza a pasar el aviso. Pero es bueno que coexistan estas generaciones. Quizá ya es momento de grabar algo nuevo.