Venganza: La razón detrás del incendio de “La última frontera” de Valdivia
El histórico bar fue consumido por las llamas la semana pasada y, según testigos, todo se originó debido a una riña que terminó con una dura amenaza, provocando el lamentable desenlace.
El 13 de enero será sin duda una fecha que quedará marcada para los habitantes de la hermosa ciudad de Valdivia. El mítico bar “La última frontera” dejaba de existir por un incendio, el lugar donde no solo se comía, sino que era un espacio de conversatorios, lanzamientos de libros y de música en vivo, quedaba en el pasado, y las cenizas se llevaban los grandes momentos de aquel histórico lugar.
En un reportaje de La Tercera, abordaron las razones detrás del trágico incendio. Eran las 5:00 a. m. del 13 de enero cuando Marisol Cumsille (63), dueña del lugar, se encontraba durmiendo y recibió una llamada de su hijo, Simón Wilhelm: “Mamá, se está quemando el café”. En ese momento, Cumsille fue lo más rápido que pudo a su querido local en la casona 787, que estaba envuelta en llamas que alcanzaban los siete metros de altura.
Los bomberos se encontraban en el lugar, pero en cuestión de horas los 116 años de historia de la casa fueron consumidos a cenizas. El día anterior, Cumsille recordó una amenaza de un ex trabajador que explicaría este trágico suceso:“Al final lo hizo, pensé. Quemó el bar”.
Antecedentes
En el año 2018, Bruno Paredes, brasileño de 28 años, llegó a trabajar a “La última frontera” después de dos años de residencia en nuestro país. Cumsille lo contrató como garzón y también comenzó a mantener una relación con la anfitriona del bar, que no quiso dar su testimonio al citado medio. También en el mismo lugar conoció a uno de sus mejores amigos, Danilo Oporto, que lo alojó en su casa y lo apoyó en su estadía en la ciudad.
El 2 de octubre de 2023, Oporto fue encontrado muerto. La causa fue suicidio. Este hecho fue un antes y después para la vida de Paredes, según lo relatado por sus compañeros de trabajo, ya que vieron cambios de ánimo que afectaron su salud, y después de un tiempo pidió licencia médica. Aún así, solía asistir esporádicamente al bar.
Paredes se presentó en el bar el jueves 11 de enero, a eso de las 2:30 a. m., a pesar de que el local estaba por cerrar. Una garzona hizo un comentario sobre la relación de Paredes con la antes mencionada anfitriona, aludiendo a maltrato, cuestión que no le agradó al brasileño y se alteró, terminando arriba de unas bancas gritándoles a todos los presentes. Finalmente, se fue del lugar.
Ante esta situación, al día siguiente la garzona hizo una denuncia en la comisaría de Valdivia por amenazas.
A eso de la 1:30 del 13 de enero, Paredes apareció en el bar junto a su pareja y, según testigos, comenzó a gritar: “se ensució mi nombre y vengo a limpiarlo”. Tras estas palabras y la alteración que mostraba, tuvo que ser sujetado por los trabajadores del lugar, esto bajo la mirada también de los clientes del bar. Aunque pudieron sacar a Paredes del recinto, él volvió a ingresar y, según expuso la Fiscalía de Valdivia dos días más tarde, realizó una advertencia: “Voy a quemar esta huevá”, para luego retirarse del lugar. Tras esto, los trabajadores decidieron cerrar a pesar de que no era la hora normal de cierre, las 3:30.
A las 3:34, le llegó una notificación a Cumsille de la compañía de seguridad: “Me avisaron que había movimiento en la puerta del patio. Yo miré y no vi nada. Después me llamaron de nuevo, otra vez diciendo que había movimiento en la puerta del patio. Ellos también miraron y tampoco había nada. Entonces dije, ‘bah, no hay nada’”, comenta Cumsille.
El desenlace
El sábado, Bruno Paredes, acompañado de su abogado, Rafael Irrarazával, se entregó a la 1a. Comisaría de Valdivia y confesó ser el autor del incendio. En su formalización quedó en prisión preventiva, mientras se realiza la investigación. Cabe destacar que Paredes arriesga 20 años de cárcel.
Para Cusmille, el panorama ya está más claro: “Después de que yo puse la alarma y los chicos se fueron, este tipo entró y armó un fuego. Según su confesión, en la bodega prendió dos palos. Como es una casa antigua, y en la bodega se guardaban aserrín y leña, seguramente esto empezó a arder de a poco”, cree la dueña.
Bomberos encontró un encendedor morado a 15 metros de la propiedad. Además, de todo lo que se pudo recuperar, se encontró una caja registradora antigua en buen estado, que se salvó de manera inexplicable y para Cusmille adquiere un importante valor simbólico.
“Estaba hecha con fierro antiguo. No quedó igual, porque se le derritieron algunas piezas, pero está entera”, comenta Cusmille.
Los habitantes de Valdivia esperan que el mítico “La última Frontera” vuelva a levantarse y siga aportando al desarrollo de la vida de todos sus habitantes, con su contribución que trasciende más allá de lo que es un bar, sino que era una instancia cultural tradicional de la zona.