Este jueves, Nicolás Zepeda, imputado por la desaparición y muerte de la estudiante japonesa Narumi Kurosaki, fue declarado culpable de su asesinato por el jurado del Tribunal de lo Penal de Vesoul, Francia.
Tras tres semanas de intensos debates marcados por lágrimas, gritos y enfrentamientos verbales, el tribunal galo entregó su veredicto: el chileno fue condenado a 28 años de prisión.
En el juicio, Zepeda reiteró su inocencia y aseguró que no es un asesino.
“No soy un asesino, no maté a Narumi (…), no sé de qué otra manera decirlo. Yo no la maté“, expresó antes de romper en llanto en el banquillo de los acusados.
La solicitud de cadena perpetua
El miércoles, el fiscal general Etienne Manteaux solicitó cadena perpetua para Zepeda.
“Un proceso penal debe permitir reintegrar simbólicamente al acusado a la vida humana. Si Nicolás Zepeda hubiera admitido los hechos, hubiéramos podido entender su actuación. Comprender no significa disculpar, pero es un paso esencial para que el culpable trabaje sobre sí mismo. Nicolás Zepeda ha optado por permanecer en la negación; tiene derecho a hacerlo”, dijo el persecutor, de acuerdo a France Info.
En esa línea, apuntó a que la “falta de empatía” del chileno por la familia de la víctima “es evidente”.
“Su total falta de empatía hacia la familia Kurosaki. No encuentro circunstancias atenuantes. Hizo mal uso de sus dotes naturales al poner su inteligencia superior a la media al servicio de su proyecto criminal”.
“En estas condiciones, exijo que sea declarado culpable y condenado a la pena máxima de cadena perpetua“, solicitó Manteaux.