Esta semana murió el exsecretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger a los 100 años, un hombre clave en la instauración, la dictadura en Chile y otras de Sudamérica, además, ha sido catalogado como un “criminal de guerra“ por varios miembros de la comunidad internacional.
Frente a su controvertida figura, el embajador de Chile en Estados Unidos, Juan Gabriel Valdés, emitió una declaración que levantó la polémica entre la oposición y el oficialismo. “Ha muerto un hombre cuyo brillo histórico no consiguió jamás esconder su profunda miseria moral”, comentó el diplomático en su cuenta de X. Este mensaje no pasó desapercibido, de hecho, habría recibido el respaldo del Gobierno, incluso, el Presidente Gabriel Boric reposteó la publicación.
Sin embargo, desde la oposición las respuestas fueron bastante duras ante las declaraciones de Valdés. “La izquierda que representa el embajador no tiene derecho a juzgar moralmente a un personaje de la historia norteamericana, de los más influyentes del siglo XX. Un político que vio el peligro que significaba Salvador Allende, pero con la claridad para vislumbrar la importancia de China en la época de la Guerra Fría (…). Señor embajador, lo de opinólogo no le queda. Mejor dedíquese a atraer inversiones norteamericanas”, afirmó el senador Iván Moreira (UDI).
Por otro lado, la diputada republicana, Catalina del Real afirmó que el embajador “se pasó tres pueblos” y que “es clave que los embajadores puedan tener capacitaciones regulares con Cancillería o la Escuela Diplomática para evitar este tipo de situaciones que ensucian las buenas relaciones con otros países”.
Mientras que el oficialismo salió a defender las declaraciones de Valdés. “El embajador hizo un juicio histórico, que no hay duda de que el personaje no fue positivo para Chile y está en su derecho de hacer la opinión. Es un juicio histórico más que una opinión política. La influencia de Estados Unidos en el golpe es algo reconocido”, declaró el presidente de la comisión de Relaciones Exteriores, Tomás de Rementería, ligado al PS.
Frente a estas diversas opiniones, el embajador justificó sus dichos en la radio Cooperativa, afirmando que “hay que ver el desprecio con el que hablaba de la democracia chilena, la forma en que hablaba de América Latina como un lugar donde solo hablaba de la necesidad de controlar pero no hablaba de ningún diálogo. Alguna vez le dijo a mi padre (quien también fue diplomático) que nada de lo que sucede al sur de Los Pirineos tiene importancia histórica”.
Además, afirmó que Kissinger “era un hombre brillante intelectualmente, pero tenía la megalomanía de manejar la historia, como la tuvieron otros tiranos en el siglo XX. Siempre sintió que iba a resolver él los problemas”.
