“Espero una nueva Constitución que nos enorgullezca (…) Porque, de lo contrario, estaré marchando por los derechos de todos y todas”: Expresidenta Michelle Bachelet se refiere al trabajo del consejo constitucional
Y agregó: “Lo digo claramente porque creo que no se aprendió la lección que nos hizo fracasar la vez anterior, una Constitución no es el espacio para darle rango nacional a identidades políticas particulares, ni para hacer sentir ni perpetuar el triunfo de unos sobre otros. Una Constitución es el conjunto de reglas básicas aceptadas por todos que nos permite procesar democráticamente nuestras diferencias”.
La expresidenta Michelle Bachelet se refirió al trabajo actual del consejo constitucional en el marco del encuentro convocado por Icare. Al respecto dijo estar “muy preocupada”.
Criticando: “Debo ser honesta, el momento lo requiere, estoy preocupada, estoy muy preocupada. Hay varios síntomas que sugieren que podemos fallar en darle una buena y nueva Constitución al país. Veo que nuevamente, como en una revancha, los legítimos triunfadores en las elecciones del consejo pretenden imponer su peso para darle señales identitarias a sus electores”.
Agregando que han impuesto su agenda “para hacer inviables en el futuro derechos o políticas públicas con las que no están de acuerdo, como en salud, previsión, interrupción del embarazo o el carácter inapropiable de ciertos bienes públicos”.
Agregando: “Espero una nueva Constitución que nos enorgullezca como chilenas y chilenos, que nos represente y nos permita seguir avanzando a un país más digno y justo. Porque, de lo contrario, estaré marchando por los derechos de todos y todas “.
Recalcando: “Lo digo claramente porque creo que no se aprendió la lección que nos hizo fracasar la vez anterior, una Constitución no es el espacio para darle rango nacional a identidades políticas particulares, ni para hacer sentir ni perpetuar el triunfo de unos sobre otros. Una Constitución es el conjunto de reglas básicas aceptadas por todos que nos permite procesar democráticamente nuestras diferencias”.
Concluyendo: “Me preocupa que algunos no hayan entendido el mensaje principal del quiebre democrático ocurrido hace 50 años, nadie puede arriesgar la convivencia democrática para resguardar sus intereses por legítimos que sean. Es un error creer que se puede debilitar la democracia sin dañarse a sí mismo. Si la democracia está en riesgo, lo que corresponde es ceder”.