El 8 de febrero de 2020 el Gobierno del expresidente Sebastián Piñera decidió decretar Alerta Sanitaria en todo el país. Si bien en ese momento la pandemia de Covid-19 no llegaba a nuestro país, lo visto en Asia y Europa significaba una amenaza al sistema de salud chileno. Así fue. En total, 32.045 personas debieron trabajar en los centros asistenciales, ante los altos casos de coronavirus.
Hoy el escenario es totalmente distinto, de hecho, hoy, 31 de agosto, termina dicha alerta y con ello de las 12.417 personas que fueron contratadas por honorarios gracias a este decreto, solo 6.070 seguirán en sus funciones.
Ante esto, el personal de salud en todo Chile, la llamada “primera línea de la pandemia”, comienza a prepararse ante este gran cambio para la red asistencial nacional.
Historias
Al igual que miles de trabajadores del área de la salud en Chile, Natacha ingresó Urgencias del Hospital Intercultural de Nueva Imperial, en la Región de La Araucanía, a inicios del 2020, para reforzar el personal ante la pandemia.
Entre sus mayores recuerdos de los momentos más duros de la alerta mundial fue durante el día de la Madre, en mayo de 2020. “Había cuarentena, pero la gente salió igual y se vieron de forma clandestina. Después de esa fecha, aumentaron mucho los contagios. Y muchos de los pacientes que llegaban a la Urgencia, sobre todo las personas con hipertensión, diabetes u obesidad, tenían que ser intubados. Me tocó ver muchos casos así, y en ese tiempo no había vacuna”, comentó al diario La Tercera.
Doble turnos, cansancio y máximo esfuerzo fue la tónica de aquellos días, que hoy parecen lejanos. En las últimas 24 horas no hubo ningún fallecido por Covid-19 y solo se reportaron 100 casos confirmados. La situación en los centros médicos: 10 personas están hospitalizadas en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) por este virus.
Sin embargo, el trabajo dentro de los hospitales no descansa. Si bien, según relata Natacha, solo ve un caso de Covid-19 a la semana, la atención de paciente en los últimos meses por otras enfermedades no ha disminuido.
“Tuvimos una campaña de invierno muy dura, pues llegaron muchos pacientes por las enfermedades respiratorias. Pero, aparte de eso, tenemos una gran demanda de pacientes no Covid y que llegan con patologías o cuadros bastante graves. Además, muchas veces no hay camas para hospitalizarlos y quedan retenidos en la Urgencia”, comentó.
Por otro lado, dice que aquellas personas que llegaron a los centros médicos como refuerzos para enfrentar la pandemia hoy realizan un trabajo fundamental para atender otras patologías, ante esto, advierte, si es que a fin de año se produce un despido de este personal, el sistema “quedará completamente cojo”.
Sobrecarga
“Todos los días teníamos el 100% de atención, nunca tuvimos camas vacías, durante la noche ingresamos hasta 17 pacientes y hacíamos traslados a otras unidades. No teníamos nada de descanso, además teníamos que reemplazar a los colegas que se contagiaban, haciendo varios turnos extras”, así recuerda Eduardo, enfermero del Hospital de Rancagua la época de mayor presión del Covid-19.
Hace casi 30 años llegó a aquel centro médico, y en marzo de 2020 fue trasladado hasta la unidad de cuidados medios, donde presenció una cantidad de paciente que no había visto nunca.
Hoy ya casi no hay casos por Covid-19, pero eso no quiere decir que no haya pacientes ni sobrecarga sobre el personal sanitario. “Vemos pacientes muy graves. En la unidad hay 32 camas y somos tres enfermeros, entonces cada uno atiende entre 10 y 12 pacientes. Tenemos una gran carga, es mucho trabajo”, confiesa.
Ante esto, la posible reducción de personal podría significar una real imposibilidad de atender a todos los pacientes. “El despido de estos funcionarios va en desmedro de la atención de los pacientes. Además, nosotros vivimos con la angustia de que van a terminar con nuestra fuente laboral”, advierte.