Hace 144 años, la invención de la ampolleta revolucionó a la sociedad. La posibilidad de iluminar las calles de noche y las casas cuando cae la luz natural, dio posibilidades impensadas.
Sin embargo, este avance desde hace algún tiempo está contaminando nuestra visión hacia las estrellas. Mucha publicidad con luces, centros comerciales y eventos masivos, están generando más luz de la que necesitamos. A simple vista deberíamos distinguir la Vía Láctea, pero hoy, solo un tercio de la población puede hacerlo.
La contaminación lumínica, de acuerdo al Ministerio del Medio Ambiente (MMA) es una “alteración de la oscuridad natural de la noche, provocada por luz desaprovechada, innecesaria o inadecuada, generada por el alumbrado de exteriores, la cual genera impactos en la salud y en la vida de los seres vivos”.
Y aunque no lo pensemos, la contaminación lumínica afecta sectores alejados, dado que la luz se propaga en todas las direcciones y a 300.000 kilómetros por segundo.
¿Las estrellas “desaparecerán”?
De acuerdo a las cifras,, la contaminación lumínica aumenta aproximadamente un 2% al año, lo que ha hecho que muchos científicos alrededor del mundo pidan que se trate como se hace con otros tipos de contaminación sobre todo por el impacto que está teniendo en nuestra salud, sus efectos en la biodiversidad y, ciertamente, los impactos en la observación astronómica.
Como ha dicho el profesor Oscar Corcho, de la Universidad Politécnica de Madrid: “Las consecuencias negativas de la contaminación lumínica son tan desconocidas por la población como las del tabaquismo en los años 80″.
En Chile, más del 30% de los Chilenos vive en lugares donde no se ven las estrellas debido a la gran cantidad de luz artificial.
De acuerdo a lo estudiado por el físico Christopher Kyba, del Centro Alemán de Geociencias, la contaminación lumínica aumenta cerca de un 10% por año, lo que, de seguir así, en 20 años nos dejaría sin la posibilidad de ver las estrellas.
Como dijo Kyba, “hace un par de generaciones, la gente se habría enfrentado regularmente a esta brillante visión del cosmos, pero lo que antes era universal ahora es extremadamente raro. Solo las personas más ricas del mundo, y algunas de las más pobres, siguen experimentando eso. Para todos los demás, se ha ido más o menos”.