Probablemente no exista un rincón en el mundo donde una canción del “Rey del Reggae” no haya sido reproducida. La música de Bob Marley, nacido el 6 de febrero de 1945 en una aldea al norte de Jamaica, se convirtió en una leyenda universal. Y, claramente, forma parte de lo más “pop” que se registre en la historia.
Su figura despegó después de su muerte, el 11 de mayo de 1981, a los 36 años, llegando a posicionarse como un emblema mundial del cambio social, la lucha contra el racismo y la búsqueda de la paz, además de ser punta de lanza de la música reggae y del movimiento rastafari.
Robert Nesta Marley Booker, como fue nombrado al nacer, era hijo de un militar blanco de ascendencia inglesa y una sirvienta negra. Y aunque se consideraba negro, durante su niñez, adolescencia y juventud tuvo que soportar el estigma de ser mulato en una zona de negros.
Su padre se alejó de la familia, y Bob a finales de los cincuenta, junto a su madre, llegó a Trench Town, un barrio pobre de Kingston. Allí se acercó a la música. Compuso sus primeras canciones bajo la influencia de artistas como Ray Charles, Curts Mayfield, Brook Benton, Fats Domino y The Drifters. Y al poco tiempo, mientras combinaba su pasión con un trabajo en una fundición donde se quemó un ojo, se presentó a una audición con el productor Leslie Kong, quien sin mayores dudas lo invitó a grabar.
En 1963, a los 18 años, Marley se alió con Bunny Wailer y Peter Tosh para formar el grupo Wailing Wailers, al que se sumaron Junior BraithWaite y las coristas Beverly Kelso y Cherry Smith, desde donde lanzó el single “Simmer Down”, una canción en contra de las bandas callejeras de Kingston. Después de eso, formó The Wailers, que en algunos años cambió su conformación y se transformó en Bob Marley & The Wailers. Con ese proyecto, en 1972, llegó a Inglaterra para fichar en el sello Island Records y consagrarse internacionalmente.
“Contaba Chris Blackwell, el disquero que le convirtió en aceptable para el público blanco, que la primera vez que le vio fue en 1972, cuando Bob Marley, abandonado por su manager en Londres, se plantó en las oficinas de Island, su discográfica, escoltado por Peter Tosh y Bunny Livingstone para pedirle, casi exigirle, que publicara sus discos. “Nadie quería trabajar con él. Tenía fama de rebelde, de incontrolable”. Asegura que le dio 4000 libras más que nada para que saliera de su despacho. “Nunca pensé que sacaría algo de aquello, pero a los cuatro meses volvió con Catch a fire”. Ese fue el primer disco de Bob Marley & The Wailers en Europa. La piedra angular de una leyenda”, recuerda un artículo de El País.
En 1976, Bob Marley agendó un concierto gratuito en el Parque de los Héroes Nacionales de Kingston con el fin de promover la paz y la reconciliación nacional. Su propuesta fue duramente criticada desde sectores políticos conservadores, como el Partido Laborista de Jamaica. Y dos días antes del evento, Marley resultó herido tras ser tiroteado en su propia casa. Pese al atentado, se presentó a tocar.
“La gente que está tratando de hacer este mundo peor no se toma ni un día libre, ¿cómo podría tomármelo yo? Hay que iluminar la oscuridad“, declaró.
Tras ese episodio, en 1977, el “Rey del Reggae” se trasladó a Londres para grabar el álbum “Exodus”, catalogado por muchos como el mejor de su carrera y que se mantuvo en las listas de Inglaterra durante 56 semanas seguidas, con canciones como “Waiting in Vain”, “Exodus” y “Jammin” como grandes éxitos. En esa misma época se hizo una herida en el pie durante un partido contra periodistas franceses. Y pese a que los médicos encontraron células cancerosas y quisieron amputarle el pie, él se negó por motivos religiosos.
Bob Marley falleció de cáncer el 11 de mayo de 1981 en un Hospital de Miami a los 36 años después de un aterrizaje de emergencia. Poco antes le habían diagnosticado un melanoma debajo de una de sus uñas de los dedos de los pies y la solución, después de intentarlo con distintos tratamientos, era la amputación. Algo que Marley desestimó por motivos religiosos.
Diez días después se realizó un multitudinario funeral en Kingston y su cadáver fue trasladado de vuelta a su pueblo natal, Nine Miles.