Un devastador terremoto de magnitud 7.8 sacudió este lunes el sureste de Turquía y el norte de Siria, a lo que le siguió un segundo terremoto de 7,6 a solo nueve horas de ocurrido el primero.
Los últimos balances entregados por las autoridades indican que los sismos han dejado hasta ahora más de 5.000 muertos en los dos países.
Zonas de riesgo
Turquía alberga una zona de gran riesgo sísmico por la confluencia de tres placas tectónicas. Chile es reconocido también por ser un país sísmico. ¿Pero se pueden relacionar sus características geológicas para ocasionar un terremoto devastador?
Según recoge la cadena española RTVE, Turquía se encuentra en una zona especialmente conflictiva desde el punto de vista geológico, pues confluyen tres placas tectónicas: la de Anatolia, la de Arabia y la de África. Según especialistas, este último terremoto se habría producido en el este de la placa de Anatolia, una falla muy activa donde en las últimas décadas se han registrado varios sismos con magnitud superior a 6.
La falla está ubicada cerca de la frontera entre Turquía y Siria, extendiéndose a lo largo de una inmensa fractura del terreno en la que confluyen rocas impulsadas por el desplazamiento de las placas tectónicas.
Los terremotos de este lunes no sólo son los más violentos en décadas, sino que también han sido uno de los más extensos en cuanto a la zona geográfica afectada. Desde que existe un registro instrumental, se teme que pueda superar las consecuencias devastadoras del terremoto de 1999, el cual dejó en Turquía 17 mil fallecidos y más de un millón de damnificados.
En el caso de Chile, la antigua Onemi –hoy Senapred– indicaba que la mayoría de los sismos destructores están relacionados al movimiento convergente de la placa de Nazca por debajo de la placa Sudamericana.
Estas placas que se comprimen entre sí, acumulan una gran cantidad de energía a lo largo de su zona de contacto, produciendo deformación en sus bordes. Cuando la energía almacenada es lo suficientemente grande, estas placas se mueven liberando parte de la energía y deformación acumulada durante decenas o cientos de años.
De lo anterior se desprende que, si bien Chile y Turquía reúnen condiciones similares que los vuelven países sísmicos, distintas placas son las que ocasionan sus respectivos movimientos telúricos.
Anoche hubo un enorme terremoto en #Turquía. La magnitud no fue muy grande (comparable a la del terremoto de 1985 en Chile), pero los daños fueron muchísimo mayores. ¿Qué ha pasado, y por qué se desencadenó una tragedia tan grande?
Hilo sísmico abajopic.twitter.com/9Qvbhrzzqn
— Cristian Farías (@cfariasvega) February 6, 2023
Las lecciones que Chile puede rescatar
El sismólogo y profesor de Geofísica Aplicada de la Universidad del Desarrollo, Luis Donoso, explicó a La Tercera que analizar cada uno de estos eventos es uno de los puntos más importantes para la prevención de riesgos en Chile. Pero a pesar de aquello, opinó que hay algunos puntos que el país debe mejorar.
Uno de ellos es la capacidad de respuesta ante momentos de crisis. Por ejemplo, según Donoso, las autoridades de Turquía reconocieron su incapacidad de controlar la situación en menos de 36 horas, lo que facilita que equipos internacionales lleguen al territorio para asistir a la población local.
“Hay que reconocer que fueron absolutamente pragmáticos al decir ‘esto nos supera, no tenemos capacidad de responder’”, detalló el sismólogo, “acá nos damos 200 vueltas antes de decir ‘no podemos’, así que hay que aprender de los tiempos de respuesta”.
El experto hizo hincapié en que este tipo de situaciones son multidimensionales, por lo que además de las preocupaciones estructurales —como la destrucción de edificios—, también hay medidas relacionadas con la logística de operación, tales como la distribución de alimentos.
“Un segundo elemento es la capacidad de generar lugares donde la gente que ha perdido todo se instale, como las ‘ciudades de carpas’. Cuando hay crisis, eso se debe gestionar rápidamente. Acá las ayudas habitaciones se entienden como ayudas provisorias, las mediaguas, pero la respuesta del sistema internacional es que cuando ocurre una crisis, te instalas rápidamente con una ciudad de carpas en los siguientes tres o cinco días”.
Junto con ello, recalcó que “otra dimensión en la que tampoco salimos muy bien parados es la información”. En este sentido, profundizó en que los datos disponibles para la comunidad podrían ser más amplios, para así evitar la desinformación a nivel general.