En el entretiempo del partido que disputaba Irán contra Estados Unidos se dio a conocer un millonario acuerdo entre este último país y Qatar, un negocio de venta de armas que llegó a los 1.000 millones de dólares.
El Departamento de Estado informó que se había concretado la compra por parte de Qatar de 10 sistemas de drones defensivos, 200 interceptores y equipos relacionados.
Esta venta “respaldaría la política exterior y los objetivos de seguridad nacional de Estados Unidos al ayudar a mejorar la seguridad de un país amigo que continúa siendo una fuerza importante para la estabilidad política y el progreso económico en Medio Oriente”, manifestaron en un comunicado.
“Mejorará la capacidad de Qatar para hacer frente a las amenazas actuales y futuras al proporcionar capacidades de derrota electrónica y cinética contra los sistemas de aeronaves no tripuladas. Qatar no tendrá dificultad en absorber estos artículos y/o servicios en sus Fuerzas Armadas”, señaló la nota.
El secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, había viajado a Doha (capital de Qatar), estableciendo al gobierno de Biden como un aliado de Medio Oriente, el cual es para muchos, el más valioso y confiable en la región: a diferencia de Israel, Arabia Saudita o los Emiratos Árabes Unidos, ya que Qatar está alineado con Estados Unidos a favor de Ucrania y en contra de Rusia y de su presidente, Vladimir Putin.