Desde la pandemia, el consumo de los fármacos ansiolíticos y antidepresivos aumentaron. Según la Encuesta online del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol, reveló que en Chile el uso de estos fármacos aumentó un 53%.
Sin embargo, el estudio las psiquiatras Joanna Moncrieff y Mark Horowitz que consignó el sitio “The Conversation”, tras la publicación la revista “Molecular Psychiatry”, puso en duda la efectividad de estos medicamentos.
Esta investigación critica la hipótesis que ha estado en vigor en las últimas décadas de que una persona que no produce suficiente serotonina –molécula esencial para la transmisión de emociones en el cerebro– necesita un apoyo químico.
El texto sostuvo que el vínculo entre un déficit de serotonina y la aparición de la depresión no es determinante.
Joanna Moncrieff, quien es una reconocida crítica en la industria farmacéutica, criticó que la comunidad psiquiátrica sigue dominada por la teoría de la serotonina. “Hay psiquiatras eminentes que empiezan a dudar del vínculo entre depresión y déficit de serotonina, pero nadie se ha preocupado de advertir al público”, afirmó.
“Globalmente estoy de acuerdo con las conclusiones de los autores pero no comparto su certeza inquebrantable”, comentó el psiquiatra británico Phil Cowen en Science Media Center.
Además, precisó que “Ningún profesional de la salud mental” se atrevería a afirmar que un problema tan complejo como la depresión “surge de un único neurotransmisor”.
Algunos críticos resaltan que esta nueva compilación de los psiquiatras no mide directamente el nivel de serotonina sino su presencia indirecta.
¿Son necesarios los antidepresivos?
“Hay psiquiatras eminentes que empiezan a dudar del vínculo entre depresión y déficit de serotonina, pero nadie se ha preocupado de advertir al público”, ironizó esta autora en su blog.
Para el psiquiatra suizo Michel Hofmann, son los autores de este nuevo estudio los que dan un paso de más. De poner en duda el vínculo entre serotonina y depresión pasan a sugerir que los antidepresivos no deben ser utilizados.
Sin embargo, Moncrieff no aconseja interrumpir brutalmente los antidepresivos.