Las posibles respuestas detrás de la violencia escolar: Atrofia en habilidades sociales tras la pandemia
Los expertos sostienen que hay varios factores, pero coinciden en que está muy relacionado con la pandemia.
Solo han bastado tres semanas de clases presenciales para dejar en evidencia graves hechos de violencia escolar ocurridos dentro o fuera de los establecimientos y en donde no solo se han visto involucrados los estudiantes, sino que también profesores y apoderados.
19 comunas de las regiones Metropolitana, Valparaíso, Maule, Biobío y Los Lagos han albergado incidentes de violencia al interior de sus comunidades escolares, solo considerando los hechos de mayor connotación.
Los principales hechos de que violencia están siendo analizados desde diferentes sectores, con explicaciones multifactoriales que van desde la pandemia hasta la polarización del país.
393 denuncias relacionadas con maltrato a estudiantes fueron ingresadas a la Superintendencia de Educación hasta el 22 de marzo de este año, de ellas 273 corresponden a maltrato físico y psicológico entre alumnos, demostrando un aumento respecto a la misma fecha de 2018 y 29019, antes de la pandemia.
Según la información recabada por La Tercera, desde la Superintendencia de Educación sostienen que es fundamental que los protocolos para enfrentar estas situaciones “estén actualizados y sean conocidos por todos los miembros de la comunidad educativa, de manera que conozcan los procedimientos que se aplicarán ante distintas situaciones”.
Factores detrás de la violencia
“Sabemos que (los hechos de violencia) revisten distintos grados de responsabilidad y complejidad. Para nuestro entender esta es una de las consecuencias de dos años de distanciamiento y no presencialidad en las escuelas”, señaló Marco Antonio Ávila, ministro de Educación.
Los expertos sostienen que hay varios factores, pero coinciden en que está muy relacionado con la pandemia.
Producto de las cuarentenas, “los estudiantes tuvieron menos contacto con compañeros y profesores, y con ello menos oportunidades de practicar sus habilidades sociales o desarrollar habilidades pro sociales”, explicó a La Tercera Jorge Gaete, director del Centro de Investigación Salud Mental Estudiantil de la U. de los Andes.
El psiquiatra agrega que hay distintos niveles de análisis, tres en este caso: la atrofia en las habilidades sociales de los alumnos, sus familias pasándolo mal en diversos ámbitos y un país viviendo un proceso de deterioro en convivencia general.
“Las interacciones sociales disminuyeron bastante en la pandemia, entonces a los alumnos les cuesta volver a interactuar y resolver sus problemáticas. Cuesta reincorporar las normas sociales”, comentó Eduardo Vicuña, psicólogo educacional y director de la Escuela de Psicología de la U. de Los Lagos, explica:
Para el experto, “muchos alumnos llegaron a la adolescencia en virtualidad, entonces están aún entendiendo de autorregulación. El camino para eso es bastante lento y ellos de un día para otro se encontraron en esto y se vieron ante muchos estímulos y cambios en sus vidas”.
Formas para abordarlo
“Como ministerio nos haremos cargo de esta situación acompañando a las comunidades, primero con el protocolo que hemos presentado en el que flexibilizamos la jornada escolar completa. Lo segundo es la presentación del plan de activación de aprendizajes, cuyo componente fundamental será el aprendizaje socioemocional y comunitario”, sostuvo el ministro Ávila.
Expertos señalan que también se debe abordar desde las comunidades: “Si no se conoce la cultura de cada comunidad, no sirve que vengan del gobierno central”, manifestó Vicuña, recoemendando que los padres se involucren en el establecimiento y su estrategia, para no dar mensajes distintos. Además de enfocarse en lo formativo más que en lo punitivo.
Por su parte, Jeannette Vergara de No + Bullying, cree que como país hay una deficiencia notoria en el conocimiento de este tipo de situaciones. “Los profesionales de los colegios que están a cargo de estas áreas están muy poco capacitados para enfrentar el tipo de violencia que vemos estos días, lo abordan como una violencia pasajera y no es así”.