Samuel del Campo fue cónsul de Chile en Rumania. Provenía de una familia adinerada del sector de Linares, desde donde emigró a Europa a estudiar ingeniería. Su labor es recordada tras entregar 1.200 pasaportes chilenos a judíos polacos y rumanos entre 1941 y 1943.
Mientras la Segunda Guerra Mundial azotaba Europa, los judíos sufrían la crueldad del régimen Nazi. Fueron torturados, asesinados y obligados a vivir en guetos y campos de concentración.
Años después, diferentes personajes han sido destacados por su labor humanitaria en favor de los perseguidos. Famoso es el caso de Oskar Schindler, empresario austríaco quien al ser testigo de los vejámenes reclutó en su fábrica de utensilios de cocina y armamento a miles de judíos evitando su muerte. Esta historia fue llevada al cine por Steven Spielberg en “La lista de Schindler” y es considerada por muchos especialistas como una de las mejores películas de la historia.
Algo similar es lo que hizo el chileno Samuel del Campo, quien “hizo cartas de protección para los judíos polacos y validaciones de pasaportes con la estampa de la República de Chile”, según consignó a EFE en 2017, Eliyahu Rosenthal, profesor de la Universidad de Tel Aviv y sobreviviente del holocausto.
La gesta del cónsul estaba fuera de la ley y no obedecía a la normativa de la época en Chile, la cual hoy podría ser considerada antisemita.
“En el Chile de la época imperaba una política migratoria que, de ser muy restrictiva a principios de los años 30, pasó a ser derechamente antisemita al concluir esa década. Dicha política se acentuó con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, llegándose a establecer la prohibición de otorgar visas a personas que tuviesen un abuelo o abuela judíos”, explicó Jorge Schindler del Solar a El Maule Informa, quien escribió un libro contando la historia del diplomático.
“Mediante completos informes políticos, él intentó infructuosamente sensibilizar al gobierno de la época, en 1942, con la persecución y exterminio de los judíos europeos y justificar así su acción en favor de los perseguidos. Fue en vano”, agregó Schindler del Solar.
En 1943 Chile rompió relaciones con Rumania y la sede encargada para representar a nuestro país fue Suiza, hasta dónde debía dirigirse del Campo para proteger su integridad ante la inminente persecución Nazi.
No obstante, su dirección fue Turquía, donde se le exigió ir a Suiza, un país poco accesible debido a la ocupación alemana. Posteriormente se mudó a París, donde falleció en 1960.
En 2017, Samuel del Campo fue reconocido como “Un justo entre las Naciones” por el Museo del Holocausto en Jerusalén y hace poco el chileno fue recordado en una ceremonia religiosa llevada a cabo en la Gran Sinagoga de la capital rumana de Bucarest, donde se inauguró una placa en su honor recordando su actuar.