Isaac Herzog, también conocido por su apodo “Vela”, asumirá la presidencial de Israel el próximo 2 de julio.
Herzog, de 60 años y que los últimos tres lideró la Agencia Judía, será el nuevo jefe del Estado, en sustitución de Reuvén Rivlin, tras recibir el voto secreto de 87 diputados en una Cámara de 120 escaños, por encima de los veintiséis que consiguió la activista social Miriam Peretz.
“Planeo ser el presidente de todos”, declaró Herzog tras la votación. También dijo que “los retos son grandes y no deben ser subestimados. Es esencial curar las heridas sangrantes de nuestra sociedad, debemos defender la postura internacional de Israel y su buen nombre entre las naciones, combatir el antisemitismo y el odio hacia Israel, proteger los pilares de la democracia”.
Sobrino del histórico ministro de Exteriores Abba Eban e hijo del difunto Haim Herzog -presidente de Israel entre 1983 y 1993-, Herzog era el favorito para el cargo frente a Peretz, una candidata de perfil más popular y asociada a la derecha, pero sin cargos previos ni experiencia política en la más alta esfera institucional israelí.
El nuevo mandatario es un político experimentado que ha desarrollado toda su carrera en el Partido Laborista, del que fue presidente. Más recientemente, dirigió la agencia judía que gestiona la inmigración a Israel.
Si bien la presidencia en Israel es un cargo principalmente simbólico, puede tener una influencia decisiva en la designación de un candidato a primer ministro. Y también para conceder indultos presidenciales o remisiones de penas. Esto podrí ser clave para el actual primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu si es condenado por delitos de corrupción.
También funciones como designar al candidato encargado de crear ejecutivo, un proceso en el que Rivlin tuvo que tomar parte repetidas veces en los últimos dos años, tras cuatro elecciones generales y un largo bloqueo político.
El futuro de Benjamin Netanyahu
Los políticos israelíes que quieren sacar del poder al veterano primer ministro Benjamin Netanyahu tienen plazo hasta la medianoche del miércoles para alcanzar un acuerdo para una coalición “de cambio”.
Las negociaciones han reunido durante tres días a equipos de los principales dirigentes de la izquierda, centro y parte de la derecha, incluida Yamina, la coalición del jefe de filas de la derecha radical Naftali Bennett, que podría ser el futuro primer ministro como parte de un acuerdo de rotación en el poder.
“Todos trabajan duro para intentar ultimar un acuerdo lo antes posible”, declaró a la AFP una fuente cercana a las negociaciones.
El centrista Yair Lapid, a quien el presidente de Israel encargó en mayo la formación de una coalición después de que Netanyahu fracasara en su intento, busca con urgencia un acuerdo de “gobierno de unidad nacional”.
La coalición es tan heterogénea que discrepa en casi todos los temas, desde la relación con los palestinos, la reactivación económica o el lugar que ocupa la religión en la política.
Su único punto en común es el deseo de terminar con la era Netanyahu, quien llegó por primera vez al poder hace 25 años y gobernó de 1996 a 1999 antes de ser reelegido en 2009, desde cuando ejerce como primer ministro.
Si Lapid anuncia un acuerdo antes del miércoles por la noche, tendrá siete días para distribuir las carteras y obtener un voto de confianza en el Parlamento.