Al menos 28 personas, incluyendo varios niños, murieron la noche del lunes en la Franja de Gaza durante un bombardeo de las fuerzas militares de Israel, según el ministerio de Sanidad de Gaza, territorio palestino gobernado por el movimiento islámico Hamás.
El ataque aéreo se produjo luego de que desde Gaza se lanzaran cientos de cohetes hacia Jerusalén.
Hamas había amenazado con atacar Israel luego de que más de 300 palestinos resultaran heridos en enfrentamientos con la policía israelí en Jerusalén.
Por su parte este grupo afirmó el martes que había disparado 130 cohetes contra la ciudad israelí de Tel Aviv, donde sonaron las alarmas antiaéreas.
Hamás indicó que había lanzado ese ataque masivo en respuesta a la destrucción por parte israelí de un edificio de unas 12 plantas en Gaza en el que dirigentes del movimiento armado tenían sus oficinas, informó AFP.
Tensiones desbordadas
Desde hace días existía el temor de que la violencia se podía desbordar este lunes, cuando estaba prevista la realización de una marcha de un grupo de israelíes de extrema derecha a través del barrio musulmán de la Ciudad Vieja.
La marcha era en conmemoración del llamado día de Jerusalén, cuando Israel celebra la captura de la parte oriental de la ciudad durante la guerra de 1967, lo que permitió a los judíos poder acceder a lugares sagrados como el Muro de los Lamentos, al cual tenían prohibido el acceso desde finales de la década de 1940. Sin embargo, debido a estas tensiones, las fuerzas de seguridad a cambiaron la ruta de la manifestación.
En las últimas semanas se han visto enfrentamientos cada vez más violentos entre judíos y árabes en Jerusalén y Cisjordania, impulsados en parte por la ira palestina por las restricciones policiales a las reuniones de Ramadán cerca de la Explanada de las Mezquitas o Monte del Templo y el desalojo pendiente de varias familias palestinas del barrio Sheij Jarrah para beneficiar el asentamiento de colonos judíos.
Tanto los bloqueos durante el Ramadán como la amenaza de expulsiones son vistos por los palestinos como parte de una campaña de las autoridades israelíes para eliminar la presencia árabe en Jerusalén. De hecho, las políticas de Israel hacia los palestinos fueron calificadas de “crímenes de apartheid” por la organización Human Rights Watch (HRW), en una declaración sin precedentes publicada el 27 de abril.