Numerosos estudios internacionales apuntan a la pérdida del olfato y el gusto como un síntoma más del Covid-19. La anosmia (pérdida grave del olfato), o la hiposmia (pérdida más leve), puede aparecer como una de las primeras manifestaciones de la enfermedad en distintos grados y con distintas consecuencias.
En la mayoría de los casos la pérdida del olfato es temporal y dura a lo más unas pocas semanas, sin embargo, un pequeño porcentaje de pacientes dice que no recupera esa facultad incluso después de que desaparecieron los síntomas del virus.
Los investigadores creen que la gran mayoría recuperarán el olfato tarde o temprano, pero temen que algunos no lo hagan nunca, y eso genera la posibilidad de que se provoquen depresiones y otros problemas.
Rachel Herz, psicóloga y neurocientífica de la Universidad de Brown, en Estados Unidos, explicó que la pérdida del olfato puede ser “extremadamente traumática para las personas. Desafortunadamente, mucha gente no se da cuenta de eso”.
A diferencia de los otros cuatro sentidos, el olfato es el único que evita el tálamo -el centro de transmisión sensorial del cerebro- y va directamente a la corteza olfativa primaria, donde se procesan y almacenan los recuerdos.
“Esa vía neurobiológica es la razón por la que el olor evoca recuerdos y causa reacciones tan fuertes”, afirma a DW, Julie Walsh-Messinger, psicóloga clínica de la Universidad de Dayton, en EE. UU.
Según DW, la pérdida de olfato se ha relacionado con mayores tasas de depresión y ansiedad.
Esto lo respaldan con una investigación publicada en julio de 2020 que descubrió que las personas que habían recuperado su sentido del olfato tras sufrir el Covid-19 experimentaron una mejora en su bienestar mental y en su nivel de interacción social.
¿Qué se puede hacer al respecto?
Para recuperar el olfato, los expertos recomiendan reunir una serie de aromas potentes -como limón, canela o menta- y olerlos individualmente durante unos 10 segundos cada uno, varias veces al día y durante unos meses.
De este modo, el cerebro se entrena de nuevo para reconocer el olor, lo que hace que los receptores olfativos se vuelvan a estimular y activar.