El éxito de la vacuna Sputnik V provocó que Rusia consiguiera un gran reconocimiento a nivel internacional. Además, comparte sus dosis con países de todo el mundo, no como Estado Unidos y algunos países europeos que han considerado prohibiciones a algunas exportaciones.
Las cifras constan de que más de 50 países, desde América Latina hasta Asia, han pedido 1.200 millones de dosis de la vacuna rusa. Esto está provocando un mejoramiento en la posición rusa frente al mundo, como la influencia de Moscú.
Sin embargo, la producción para la Sputnik V se retrasó, lo que deja en una interrogante si Rusia va a cumplir con todas las exportaciones que prometió. Según The New York Times, Dmitri Kulish, profesor del Instituto Skoltovo de Ciencia y Tecnología de Moscú, afirmó que el número real de dosis distribuidas dentro de Rusia es un secreto de Estado.
“Seguimos preguntándonos por qué Rusia ofrece, teóricamente, millones y millones de dosis mientras no avanza lo suficiente en la vacunación de su propio pueblo”, dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una conferencia de prensa. “Hay que responder a esta pregunta”, sentenció.
Situación en Rusia
Menos del 2% de los rusos han recibido la primera dosis (2,2 millones). Según analistas la razón de este número es la desconfianza que hay hacia el Kremlin. Las personas desestiman los ensayos clínicos que han demostrado que la Sputnik V es segura y muy eficaz.
En una encuesta realizada el pasado otoño, el 59% de los rusos dijo que no tenía intención de vacunarse. Un ejemplo de esto es que en Moscú centros de vacunación abastecido se ven vacíos, ni siquiera el presidente Vladimir Putin se ha vacunado.
La Sputnik V está a cargo de dos instituciones estatales: un instituto de investigación y un fondo soberano. Ellas controlan los acuerdos de exportación y producción, mientras que siete fábricas farmacéuticas privadas fabrican la mayor parte de la vacuna.
Para producir la vacuna se necesita “una tecnología muy caprichosa”, dijo Dmitri Morozov, director ejecutivo de la compañía, Biocad. Su empresa produjo 1,8 millones de conjuntos de dos dosis desde septiembre hasta principios de febrero, muy lejos de los cientos de millones que prometió el Kremlin.
Morozov también aseguró que su fábrica tenía capacidad para producir el doble de vacunas. Pero los contratos de vacunas son tan costosos que pierde dinero con la producción, y reservó la mitad de su capacidad para producir un medicamento rentable contra el cáncer.
Rusia busca productores extranjeros para ampliar la elaboración, y ha firmado acuerdos con empresas de India, Corea del Sur y China. Dmitri Peskov, vocero del Kremlin, dijo el mes pasado que la futura producción en el extranjero satisfará la demanda exterior, lo que evitará la escasez en el país.