El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se retractó por primera vez sobre el uso de la cloroquina y aceptó que el medicamento puede tener eficiencia “cero” contra el COVID-19.
“Puede que allá al frente digan que la opción (de la cloroquina) es cero, que es un placebo. Todo bien, paciencia, me disculpo, chao, por lo menos no maté a nadie“, dijo durante un foro en vivo.
Desde la llegada de la pandemia a Brasil en marzo, Bolsonaro ha recomendado varias veces el uso de la cloroquina para combatir al coronavirus, un polémico antipalúdico cuya efectividad no ha sido comprobada totalmente por la ciencia.
La defensa a este remedio le costó el puesto a dos de sus ministros de Salud, que no lo consideraban adecuado en la lucha contra el virus.
De hecho, tal fue la obsesión del mandatario con la cloroquina que ordenó su fabricación en masa y el antipalúdico forma parte de un grupo de medicinas que el Ministerio de Salud ha determinado que se apliquen a pacientes de coronavirus como “tratamiento precoz”.
Según datos oficiales, el gobierno ha gastado ya más de 100 millones de reales (cerca de 20 millones de dólares) tanto en hidroxicloroquina como en otros medicamentos de cuya eficiencia ante el coronavirus duda buena parte de la comunidad científica.
