Sin duda que la noticia de que Reino Unido comenzará a vacunar a sus habitantes contra el Covid-19, es una luz de esperanza para el resto de la humanidad.
Sin embargo uno de los desafíos titánicos que se tendrá que enfrentar para poder inmunizar a la población es el traslado de vacunas, que deberán realizarlo las aerolíneas.
En bodegas refrigeradas al costado del aeropuerto de Frankfurt, Deutsche Lufthansa AG está preparando su disminuida flota para la titánica tarea de transportar millones de dosis de las vacunas destinadas a poner fin a la pandemia mundial.
Por su parte, Lufthansa, una de las aerolíneas de carga más grandes del mundo, comenzó su planificación en abril, anticipándose a las vacunas que Pfizer Inc., Moderna Inc. y AstraZeneca Plc están desarrollando en tiempo récord.
El traslado de vacunas es una tarea sin precedentes, que se hace más difícil por el disminuido estado de las aerolíneas después de recortar empleos, rutas y aviones para sobrevivir a una crisis que ha reducido el tráfico aéreo a nivel mundial en un 61% estimado este año.
“Este será el ejercicio logístico más grande y complejo de la historia”, dijo Alexandre de Juniac, director ejecutivo de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA, por sus siglas en inglés), el principal lobby de la industria. “El mundo cuenta con nosotros”.
IATA estima que se necesitará el equivalente a 8.000 cargas en un avión carguero Boeing 747 de 110 toneladas de capacidad para el traslado aéreo, que tardará dos años en suministrar alrededor de 14.000 millones de dosis, o casi dos por cada hombre, mujer y niño del mundo.
Los desafíos para el traslado de vacunas contra el Covid-19
Capacidad de carga
En la actualidad existen unos 2.000 aviones de carga especializados en uso, que transportan aproximadamente la mitad de todos los artículos que se trasladan por vía aérea. El resto generalmente va en la parte inferior (el “estómago”) de los 22.000 aviones regulares del mundo.
Si bien los cargueros están llenos, el volumen de carga aérea se ha desplomado este año debido a que gran capacidad en sus estómagos no se utiliza. Las aerolíneas han reclutado alrededor de 2.500 aviones de pasajeros para propósitos solo de carga, pero el trabajo de distribuir la vacuna sería más fácil si las flotas volaran con las frecuencias habituales.
Por su parte, Pfizer planea enviar 1.300 millones de dosis de su vacuna para finales del próximo año. Moderna producirá unos 500 millones. AstraZeneca tiene una capacidad de fabricación de 2.000 millones de dosis, la mitad de ellas dirigida a países de bajos y medianos ingresos.
Las bajas temperaturas que necesitan las vacunas
Tanto la vacuna de Pfizer y BioNTech SE debe transportarse a menos 70 grados, temperatura más fría que el invierno en la Antártida, y las compañías planean usar sensores térmicos con GPS para rastrear la ubicación y la temperatura de cada envío de vacunas.
Una vez que llegue al país, la vacuna se puede almacenar en congeladores de temperatura ultrabaja (que están disponibles comercialmente y pueden extender la vida útil de la vacuna por hasta seis meses), o en refrigeradores en hospitales durante cinco días a entre 2 y 8 grados, o en un contenedor térmico especial de Pfizer, en el que llegarán las dosis.
Si bien estos contenedores pueden usarse como unidad de almacenamiento temporal rellenando con hielo seco por hasta 15 días. Una vez descongelados, los viales no se pueden volver a congelar.
El almacenamiento
Si bien existen obstáculos, lo cierto es que hay una red global bien establecida para la distribución farmacéutica debería acelerar el flujo de la vacuna. Ciudades como Miami, Dallas, Londres, la belga Lieja, Dubái, Bombay, Singapur e Incheon, en Seúl, tienen capacidades bien establecidas de congelación para recibir estas dosis.
De hecho, las empresas de despachos tienen experiencia en el transporte de vacunas contra la influenza y muestras médicas a bajas temperaturas.
Llevar la vacuna a los más pobres
La agencia de ayuda humanitaria de las Naciones Unidas, Unicef, ha estado reclutando aerolíneas para distribuir la vacuna contra el Covid-19 a más de 170 países.
Este desafío se vuelve más difícil en los países emergentes, donde la infraestructura para llegar a aldeas y pueblos remotos puede ser endeble y poco confiable, o incluso inexistente.
De hecho, Unicef realizó una teleconferencia en noviembre con unas 40 aerolíneas para hacer planes para el transporte aéreo global a 92 de las naciones más pobres del mundo.