Cuestionamientos surgieron en contra de la vacuna que AstraZeneca desarrolla junto la Universidad de Oxford luego que se reportaran diferencias en la eficacia de ésta, algo que fue ocasionado por un error de fabricación y que no había sido explicado.
En la tercera fase clínica de investigación un grupo grande de voluntarios recibió dos dosis completas con un mes de diferencia (como debía ser), lo que generó una eficacia del 62%; mientras que otro grupo más reducido solo recibió media dosis al principio y una completa después, donde la eficacia llegó al 90%.
Lo anterior —según reconocieron los científicos— partió de un error en las dosis, pero los expertos decidieron mantenerlo en dicho grupo que tenía un máximo de edad de 55 años.
“Ahora que hemos encontrado lo que parece ser una mayor eficacia tenemos que validarlo, por lo que necesitamos un estudio adicional”, explicó Pascal Soriot, director ejecutivo del laboratorio británico AstraZeneca en Bloomberg.
Andrew Pollard, científico de la Universidad de Oxford, comentó que esta diferencia se puede producir porque “al dar una primera dosis más pequeña estamos preparando el sistema inmunológico de manera diferente, lo estamos preparando mejor para responder”.
Para confirmar esto es necesario un nuevo estudio internacional, agregó Soirot, el cual “podría ser más rápido porque sabemos que la eficacia es alta y necesitamos un número menor de pacientes”, por lo que la aprobación de la vacuna no debería verse retrasada.
La petición del gobierno británico
El gobierno de Boris Johnson solicitó la evaluación de la vacuna de AstraZeneca/Oxford a la Agencia Reguladora de Productos Sanitarios y Medicinas (NHRA), con el fin de que pueda ser aprobada para su uso.
De cumplir con los objetivos y estándares de seguridad, eficacia y calidad, la solicitud marcaría “un primer paso significativo a fin de obtener la aprobación de la vacuna para su distribución”, proceso que también fue pedido para la inyección de Pfizer.