El calentamiento global provocado por los gases de efecto invernadero (GEI) está generando que los científicos estén explorando diversas medidas para enfrentarlo, con consecuencias que evidenciaron en julio de este año la menor capa de hielo del Ártico jamás registrada.
Una de las características más importantes de este lugar es que la superficie blanca refleja la luz solar, pero a medida que el hielo se ha derretido ha hecho el agua más oscura y con ello provoca el efecto contrario, que la luz solar sea absorbida en vez de reflejada, lo que aumenta la autodestrucción.
Este círculo vicioso explicaría en parte por qué el calentamiento en el Ártico es el doble que en el resto del planeta.
¿Una posible solución?
La empresa Proyecto de Hielo del Ártico (Arctic Ice Project en inglés) propone esparcir una capa fina de vidrio molido sobre el hielo para protegerlo de los rayos del Sol y permitir que se regenere.
“Estamos tratando de quebrar el círculo vicioso y comenzar un proceso de recuperación”, señaló la ingeniera Leslie Field, directora técnica del proyecto y profesora de la Universidad de Stanford, en BBC.
Si el hielo Ártico termina por derretirse no solo causaría un aumento en el nivel del mar, ya que éste actúa como “acondicionador de aire del planeta”, por lo que alteraría los patrones climáticos a nivel global (algo que ya está pasando), aumentaría las sequías, inundaciones y olas de calor, lo que los expertos comentan sucederá en unas décadas.
El proyecto de Hielo Ártico
Field planea cubrir el hielo reciente o fino (que tiende a derretirse más rápido y que ha disminuido 95% en los últimos 33 años) con un material reflectante para protegerlo en el verano.
Ella escogió como material el sílice u dióxido de silicio, un compuesto que se encuentra naturalmente en la mayoría de las arenas y que es usado frecuentemente para fabricar vidrio.
El objetivo sería producir diminutas esferas más finas que un cabello humano pero demasiado grandes para ser inhaladas.
La experta ya ha realizado esto antes en lagos en Canadá y Estados Unidos con resultados alentadores y no planea hacer lo en todo el Ártico, sino que solo en áreas estratégicas y vulnerables donde el hielo se derrite particularmente rápido.
Los “contra”
Si bien algunos científicos concuerdan en las buenas intenciones del uso de esferas de sílice, también expresan su preocupación por los posibles efectos en el ecosistema del Ártico.
Algunas de sus dudas radican en las obstrucciones que podrían ocasionar en el océano y “perturbar el ecosistema”.
Aún así, Field argumentó que las esferas son seguras porque el sílice es muy abundante en la naturaleza, incluso se desprende de rocas y llega al mar a través de los ríos, pero además planea estudiar el efecto de este vidrio en el plancton y sus ecosistemas.