El dilema ético animal por la “escasez” de monos Rhesus para probar las vacunas contra el Covid-19

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Es el mono más empleado en ciencia, debido a que comparte más del 93% de sus genes con los humanos.

“Antes de que las compañías farmacéuticas convoquen a los voluntarios humanos, utilizan monos en los ensayos preclínicos para comprobar la seguridad y la efectividad de una vacuna. Pero con más de 100 vacunas en desarrollo en todo el mundo, no hay monos suficientes”.

Ese es el principal problema que ocurre en la actualidad, con los ensayos clínicos que preparan una vacuna contra el Covid-19, según explicó Rudolph Bohm, subdirector y veterinario a cargo del Centro de Investigaciones Nacionales en Primates (NPRC) de la Universidad de Tulane en Estados Unidos, quien destacó la “escasez” de los primates en USA Today.

Este es el mono más empleado en ciencia, debido a que comparte más del 93% de sus genes con los humanos y con quienes hay un ancestro común hace más de 25 millones de años.

Imagen: Jeff Miller/University of Wisconsin-Madison

China, país que realiza sus propias investigaciones probadas en animales, dejó de proveer a los laboratorios estadounidenses casi un 60% de los casi 35.000 monos que vendió en 2019.

Por otro lado, la organización PETA, reconocida en temas de defensa sobre el derecho de los animales manifestó que “cada año en los Estados Unidos se encarcelan más de 106.000 primates en laboratorios, donde la mayoría de ellos sufren abuso y mueren por experimentos invasivos, dolorosos y aterradores. Aunque es bien sabido que los primates no humanos son seres sensibles e inteligentes, los investigadores los tratan como si fueran piezas desechables de equipo de laboratorio”.

La ciencia defiende en que los monos son imprescindibles para el desarrollo de la medicina, el NPRC argumentó que en sus instalaciones la mayoría de los primates no humanos “se mantienen en grupos multifamiliares en grandes recintos al aire libre”.

Imagen: Marijan Murat/picture-alliance/dpa/AP

Además agregaron que en el caso de que deban vivir en interiores se los acomoda en grupos o al menos en parejas —a menos que científicos demuestren que el alojamiento social comprometería significativamente los objetivos de la investigación—.

“Todos esperamos que llegue el día en que no tengamos que usar animales en la investigación, pero en este momento (…) No todos los humanos se van a someter a exámenes en los que les hagan radiografías y tomografías regularmente, o análisis de sangre”, manifestó Bohm.