El gobierno español se vio en la obligación de tomar las medidas más duras desde que se levantó el estado de alarma en ese país.
En las últimas 24 horas se registraron 2.935 nuevos casos, el mayor número registrado desde finales de mayo y cuyos epicentros principales están en País Vasco y Aragón.
Debido a esto, las autoridades prohibieron fumar en la calle y ordenaron el cierres de bares y discoteques en todo el país, algo que ya se había hecho en algunos municipios.
Esta medida se basa en los riesgos asociados a fumar y vapear a causa de la manipulación de la mascarilla —cuyo uso es obligatorio en espacios públicos— y el contacto repetitivo entre los dedos y la boca.
Los fallecidos durante la última semana llegaron a 70 personas, con un total que supera los los 28.000, mientras que los contagios acumulados suman más de 342.000.
Diversas sociedades de médicos y científicos habían advertido una “alta probabilidad” de un nuevo colapso a nivel sanitario en un corto a mediano plazo.