Algunas consecuencias que trajo la cuarentena son la pérdida de las rutinas, la exposición a la luz natural y la calidad del sueño, aunque también se debe destacar el contacto de la piel. ¿Puede la falta de contacto físico afectar a la salud?
El tacto es el sentido más primitivo y elemental. Cuando nace un bebé se recomienda recostarlo sobre el pecho de la madre, que el primer contacto tras la violencia del parto sea la piel de otro humano.
“Todos los primates humanos estamos programados para el tacto, nos guste o no”, manifestó Francis McGlone, neurocientífico de la Universidad John Moores, en Liverpool a The Independent. También, los niños que crecen sin caricias tienen tienen peor salud física y mental que el resto.
Los efectos del afecto
“Hambre de piel” es el término común para lo que la ciencia conoce como “privación del afecto”, lo que está relacionado con una serie de daños psicológicos e incluso físicos.
“Cuando tocamos la piel se estimulan sensores de presión subcutáneos, que envían mensajes al nervio vago (del cerebro)”, comentó Tiffany Field, investigadora del Instituto para la Investigación del Tacto (TRI) de la Universidad de Miami a Wired.
Al aumentar la actividad en éste, el sistema nervioso se desacelera, baja el ritmo cardíaco, la presión sanguínea, los niveles de las hormonas del estrés y las ondas cerebrales muestran relajación, además aumentan los niveles de oxitocina, la hormona del amor.
La experta comentó que “la privación del tacto es un trauma fuerte para las personas acostumbradas al contacto físico que hoy están separadas, como la gente que está hospitalizada”.
Con los protocolos de distancia social impuestos, quienes viven solos pueden pasar semanas sin tocar a otro humano. Tiffany Field comentó que se produce una ironía, ya que el hambre de piel debilita el sistema inmunológico, por lo que el cuerpo sería más susceptible al virus.
El contacto humano tiene una gran función en la respuesta del cuerpo sobre agentes externos, porque reduce los niveles de cortisol (que elimina las células de defensa, un tipo de glóbulos blancos que ataca los virus), el tacto ha demostrado mejoras en pacientes con VIH y cáncer.
¿Cómo y qué hacer al respecto?
Los expertos comentaron que la pandemia en sí es una situación que produce angustia, por lo que recomendaron usar el tacto para generar consuelo. Al menos entre quienes comparten la cuarentena bajo una misma casa.
“Cuando estamos en peligro o sufrimos ansiedad, nos ayuda que nos toquen. La falta de tacto aumenta el estrés de las situaciones”, comentó Alberto Gallace, neurocientífico de la Universidad de Milán-Bicocca.
En caso de estar solos, la recomendación es estimular zonas del brazo, el hombro, el cuello y hacer ejercicio. También caminar en una habitación estimula los receptores de presión en los pies, masajear el cuero cabelludo o ponerse humectante en la cara son otras formas de mover la piel.