El Coronavirus no es algo nuevo, en 2002 un brote de la desconocida enfermedad se propagó por 29 países, infectó a 8.000 personas y mató al 10% de lo contagiados.
En ese momento se le conoció somo SARS (Síndrome respiratorio agudo severo, por sus siglas en inglés) y a pesar de que se trabajó en una vacuna, para cuando iban a realizarse los ensayos clínicos, la epidemia ya había sido controlada y los estudios se abandonaron.
En 2012 otro Coronavirus surgió, esta vez se le denominó MERS-Cov (Síndrome respiratorio de Medio Oriente), el cual pasó de los camellos a los humanos.
Ese año se volvió a insistir en la necesidad de una vacuna, panorama que no ha cambiado hoy con el SARS-Cov-2 o “Covid-19”, que ya lleva más de un millón y medio de infectados.
¿Por qué no se siguieron desarrollando las vacunas?
Científicos de Houston, Texas sí continuaron la investigación y en 2016 tenían una vacuna lista para el Coronavirus que provocó la epidemia del SARS.
“Habíamos terminado los ensayos y habíamos pasado por el aspecto crítico de crear un proceso de producción de la vacuna a escala piloto”, sostuvo la doctora María Elena Bottazzi en BBC Mundo.
La experta comentó que fueron a los Institutos Nacionales de Salud de Estado Unidos, pero la respuesta que obtuvieron fue: “Mira, ahorita no estamos ya interesados”. Como la enfermedad ya había sido controlada, nunca obtuvieron financiamiento.
Esto no les sucedió solo a ellos, diversos equipos de investigación a lo largo del mundo detuvieron sus estudios debido a la falta de interés de la gente, los gobiernos y las farmacéuticas.
Las advertencias
Los científicos sostienen que el SARS y el MERS fueron “advertencias” sobre los peligros del Coronavirus y que si se hubiese seguido investigando, hoy se habría avanzado mucho más rápido en el desarrollo de una vacuna.
El Covid-19 es “primo cercano” del SARS, ya que “ambos virus son 80% similares genéticamente”, comentó la doctora Botazzi, por lo que la adaptación de la cura se habría desarrollado con mayor velocidad y ya existiría un perfil de seguridad probado en humanos.