¿Cómo podría mutar el coronavirus y qué repercusiones podría tener?
Existe un sinfín de dudas acerca de la naturaleza y el futuro del nuevo coronavirus: Una de las más amenazadoras, es la posibilidad de que el virus mute, aunque esto no siempre es negativo.
Durante las últimas semanas, el mundo entero ha sido testigo de la propagación de un virus hasta ahora desconocido: el nuevo coronavirus denominado SARS-CoV-2. Este virus produce una enfermedad respiratoria conocida como el Covid-19, que genera síntomas como dolor de garganta, tos, fiebre, y en los casos más graves, dificultad respiratoria.
Hay muchas interrogantes entorno al Covid-19. Una de las más alarmantes, es si el virus podría mutar hacia una forma más agresiva que re definiera y complicara aún más la situación mundial.
¿Qué es un virus?
La etimología de “virus” procede del latín y significa “veneno”.
“Podríamos definir un virus como una organización macromolecular constituida por ácidos nucleicos y proteínas. Algunos tienen una envoltura hecha por lípidos e hidratos de carbono”, explicó el doctor Aldo Gaggero, director del programa de virología del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Chile, a La Tercera.
La singularidad de los virus, comparados a las bacterias, es que necesitan de células de organismos vivos para replicarse: es decir, requieren infectar una célula animal o vegetal para multiplicarse. Hay virus que pueden introducirse dentro de una bacteria, llamados “bacteriófagos”.
Todos los virus poseen un genoma que contiene las instrucciones para multiplicarse. El genoma viral cuenta con información sobre las características particulares de cada virus: como las especies que puede infectar, su modo de transmisión o su interacción con los mecanismos de defensa celulares.
Durante la copia de los genomas virales siempre se producen algunos errores llamados mutaciones, promotores de los cambios que, a veces, ocurren en el comportamiento de los virus.
A nivel celular, la información genética se acumula siempre en el ADN (ácido desoxirribonucleico). En el mundo viral, también puede hacerlo en otra molécula, que es el ARN (ácido ribonucleico, ácido nucleico que participa en la síntesis de las proteínas y realiza la función de mensajero de la información genética).
Muchos de los virus más difíciles de controlar contienen genomas de ARN: el virus de la gripe, el ébola, los coronavirus causantes de síndromes respiratorios graves como el SARS, el MERS o el COVID-19.
Una diferencia importante entre la copia de los genomas de ADN y los de ARN es que solo existen mecanismos de corrección de errores en el primer caso. La ausencia de mecanismos similares en la mayoría de los virus de ARN implica que su tasa de mutación es muy elevada.
¿Cómo mutan los virus?
“Las primeras mutaciones en virus fueron descubiertas en bacteriófagos, en la década de 1950”, explicó Frederick A. Murphy a Qué Pasa, profesor de la Universidad de Texas, y autor del libro Fundaciones de la Virología. El material genético que tienen los virus determina su estabilidad y su tendencia a mutar.
“Los virus con ADN son mucho más estables, porque las proteínas que replican sus ácidos nucleicos tienen mayor fidelidad en la replicación”, precisó Gaggero.
Cuando el virus entra a la célula, utiliza el mecanismo de replicación del huésped para realizar copias del material genético del virus: Es allí donde se crean nuevas proteínas que determinarán las características de los virus replicados que salgan como resultado del proceso.
Existe una tasa de error en la formación de estos nuevos virus que les puede otorgar características que antes no tenían.
Murphy arguye que es casi seguro que el SARS-CoV-2 se generó a partir de los murciélagos por mutación y selección natural: “El virus evolucionó para infectar animales particulares, como el pangolín, y luego evolucionó aún más para no solo ser capaz de infectar a los humanos, sino también para ser transmisible de humano a humano”.
La zoonosis es la capacidad de un virus de pasar de un animal al humano o viceversa.
¿Cómo podría evolucionar el coronavirus?
Como establecía el profesor Murphy, actualmente se cree que el SARS-CoV-2 se originó en un virus de murciélagos que se traspasó a los humanos a través de un animal intermediario, por medio del que posiblemente surgieron los mutantes capaces de interactuar con las células humanas. El contacto con ese animal facilitó la entrada del virus en nuestra especie y comenzó la pandemia del COVID-19.
Según la ciencia, lo más probable es que la selección natural ayude a los mutantes para que se multipliquen y transmitan mejor en la especie humana, lo que no es necesariamente algo negativo.
Podría pasar que en ese proceso de mutación y selección, se impongan los mutantes menos agresivos y letales, que debido a su naturaleza podrán replicarse más tiempo en las células humanas sin necesidad de buscar un nuevo individuo para infectar.
Este proceso de atenuación de la virulencia junto con el aumento de la inmunidad en la población, posiblemente disminuirá el impacto futuro del virus, tal y como sucede con los nuevos virus de la gripe, que al cabo de un tiempo son menos nocivos y se convierten en la “gripe estacional”, una enfermedad que, tomando las precauciones necesarias, puede solucionarse sin muchos problemas.