Desde el 2001, el parlamento de Islandia aprobó una ley que permitía a los padres meses intransferibles, correspondientes del permiso paternal. Antes de esta nueva legislación, las madres eran las únicas que tenían este beneficio pagado por el Estado. Por otro lado, los papás tenían que incorporarse al mundo laboral inmediatamente.
El estudio publicado en The Economic Journal, reveló que después de casi 20 años que “pagar a los padres para que se queden en casa con su hijo recién nacido afecta la estabilidad matrimonial”. Fueron 6 mil parejas las que formaron parte de esta investigación que se realizó entre el 2000 y 2015. Al ser una nueva ley, esta se aplicó progresivamente, lo que causó que solo la mitad de los matrimonios del estudio se beneficiaran de este nuevo permiso.
La legislación “creó incentivos económicos sustanciales para que los padres se involucraran más en el cuidado de sus hijos durante su primer mes de vida, y la tasa de utilización en el primer año fue del 82,4%”, manifestaron los investigadores, quienes calcularon el efecto de la ley “en la probabilidad de separación entre parejas”.
“Encontramos que los padres que tienen derecho al permiso de paternidad tienen menos probabilidades de separarse”. Incluso, el efecto continúa “durante los primeros quince años después del nacimiento del niño”.
Los progenitores que tuvieron a sus hijos antes de la reforma y no se beneficiaron de esta, se divorciaron un 30% más en los primeros años cinco años del menor a diferencia de los que sí pudieron optar de este beneficio. La cantidad de divorcios en Islandia era del 1,9% en el 2000 y esta se redujo al 1,6% en 2011.
Este país también es el que tiene los permisos más igualitarios del continente europeo. Cada padre y madre tienen cinco meses de permiso por el nacimiento de un hijo.
El estudio también reveló que “curiosamente, el permiso de paternidad tiene el mayor impacto entre las parejas donde la madre tiene un nivel educativo más alto o igual al del padre”, aseguraron los investigadores.