El secreto de los que están bien pese dormir poco
Tras una extensa investigación, la científica Ying-Hui Fu dio con dos mutaciones genéticas que permitirían a las personas tener ciclos de sueño más cortos y más eficientes.
A menudo nos encontramos con distintas experiencias sobre las horas que duermen por las noches las personas. Médicos coinciden en que dormir más de seis es saludable, y recomiendan que idealmente sean siete. Algo que para la mayoría es imprescindible para estar bien al otro día. Sin embargo, hay privilegiados que duermen mucho menos y despiertan frescos por la mañana. ¿Cuál será su secreto?
Ying-Hui Fu, una investigadora de la Universidad de California en San Francisco (UCSF), ha dedicado gran parte de su carrera a investigar si es que hay alguna explicación genética para que algunas personas necesiten dormir menos que otras. Y ha dado en el blanco dos veces.
En 2006, la investigadora encontró a una familia en la que una madre y su hija tenían el hábito de despertarse entre las 4 y las 4:30 después de cinco o seis horas de sueño. Tomó muestras de sangre de toda la familia para averiguar por qué estas mujeres dormían menos que sus parientes. Finalmente, tenían una mutación en el gen DEC2, lo que las diferenciaba de sus familiares. En balance, quienes tenían la mutación dormían 6,25 horas diarias frente a las 8,06 de los que no la tenían.
Ying-Hui Fu llevó la misma variante genética a experimentos con ratones para comprobar si es que el gen DEC2 era el responsable de las variaciones. Lo que obtuvo fueron roedores que dormían menos que otros. Pero se trataba de una mutación muy poco común para explicar tantos casos de personas que requieren dormir menos que las demás.
La científica siguió buscando y acaba de publicar en la revista Neuron un nuevo estudio donde identifica otro gen relacionado con el sueño escaso pero saludable. Encontró nuevamente una familia especial donde tres generaciones sucesivas de individuos necesitaban poco sueño, y ninguno tenía la mutación del DEC2, sino que en el gen ADRB1, también asociado al sueño breve y reparador.
Investigadores de la UCSF descubrieron que el ADRB1 está muy presente en el puente troncoencefálico, una región del cerebro clave en la regulación del sueño. Y la evidencia da para plantear que quienes presentan esta mutación duermen menos, pero también tienen un descanso más eficiente.
Las dos proteínas mutadas que logró identificar Ying-Hui Fu, básicamente, se unirían a otro gen y reducirían los tiempos de vigilia y de reincorporación al despertar, lo que proporciona una configuración cerebral que necesita menos horas de sueño. Aunque todavía resta mucho por investigar.
Según comenta la científica en El País, para estas personas que genéticamente duermen menos no habrían efectos negativos, e incluso suelen ser más felices y tienen más energía. Lo que se suma a estudios que indican que el insomnio está relacionado a enfermedades psiquiátricas como la depresión o la esquizofrenia e incluso la diabetes tipo 2.